CUANDO LA TOLOSANA DANZA…

Por Alfredo Armando Aguirre



Escribo por la conmoción que me ha provocado contemplar a la presidenta constitucional argentina,  danzando ritmo africanos en la ceremonia que conmemoraba los cuatrocientos años de la universidad de Córdoba.Cristina y las murgas

Mi discurso, desde ha largo tiempo, transita por los caminos de lo antropológico y lo folclórico. De mi parte soslayo consideraciones propias de la política, la economía o el derecho,a las que subsumo en abordajes culturológicos.

Además del reverencial respeto que me merecen las personas que son consagradas por el voto ciudadano,mis afinidades hacia algunas expresiones de la actual presidenta de la Argentina,comenzaron durante los festejos del Bicentenario Argentino.

A efectos de entender esa sintonía,debo manifestar que para esa época ya estaba inmerso en el micro-mundo de las «murgas» de la ciudad de Buenos Aires y su con-urbano.

Las murgas,una prístina expresión de la cultura de la parte pobre de la ciudad de Buenos Aires y alrededores,es una expresión artística originada como partes de los festejos del Carnaval. Es una expresión que se considera heredera de la población negra descendientes de los esclavos africanos que fueron traídos al Río de la Plata por los españoles.

El golpe de Estado de marzo de 1976, abolió el feriado de carnaval en Argentina,y las murgas quedaron reducidas a su ínfima expresión,porque el golpe de estado anterior de 1966 las había combatido,por influencia de la Iglesia Católica, que nunca vio el carnaval con buenos ojos.

Y fue en los festejos centrales del Bicentenario,que cuando desfiló una murga, la presidenta Cristina comenzó a bailar desde el lugar donde presidia el desfile cívico y sobre su cabeza se había puesto la galera(que es el sombrero típico de los cultores de la murga).Vale aquí acotar que esa galera,como la levita y el pantalón,según cuenta la tradición, eran los vestuarios en desuso o raídos que los patrones le prestaban a sus servidumbre negra para sus festejos carnavalescos. También aquí cabe acotar que en Argentina hubo esclavos hasta 1862, ya que en 1813 sólo se había declarado la libertad de los nacidos de padres esclavos.

Y como todas las cosas son sensibles al contexto,vale recordar que el episodio al que estoy aludiendo,fue en el marco de la «visibilización » de la  negritud en la argentina,a la que mucho contribuyó el antropólogo Pablo Cirio, que acuñó el concepto de «argentino afrodescendientes de tronco colonial».

Y, quien escribe estas lineas, que ya adulto,terminó de asumir que tenia ascendencia aborigen,ya había incorporado su condición de afrodescendiente,habida cuenta mi abuelo materno descendía de los esclavos que los jesuitas tenían en Santa Fe.

Uno podrá comprender mas,cuando al año siguiente la presidente firmó un decreto de necesidad y urgencia, restableciendo el feriado de carnaval a partir de 2012. Fue en ocasión de la ceremonia de ese decreto,que en esos mensajes no leídos, que muchas veces son reveladores de las personalidades de las personas en funciones de gobierno,que la presidenta volvió a mostrar su predisposición con esta expresión del arte popular, que justamente recobró impulso como un efecto derivado de la recuperación de las instituciones democráticas en diciembre de 1983.

Ya para la época de la firma de este decreto, habíamos redactado el recitado(en la jerga murguera se denomina «la glosa»),que diríamos como parte de la murga de Sarandí Este(«Prisioneros del Delirio),una suerte de pulmotor que nos ayudó a transitar el sexenio 2006-2012.

Para esa ocasión escribimos y dijimos: » En la rumba que retumba,se escucha el eco ancestral/de aquellos que por la fuerzas trajeron desde ultramar/Los tambores africanos guardaron su identidad y en las murgas rioplatenses vinieron a recalar/Milonga,tango y comparsa, nos hablan de negritud/Que se mezcló con los gringos, gallegos e indianidad/Eso, que quede bien claro es tu propia identidad.

Y llego a pensar si no es redundante,continuar esta comunicación,atento el poema precedente revela la plataforma emocional, desde la que contemplé impactado el danzar presidencial.

Mas o menos lo mismo sentí,al contemplar similares imágenes de la presidente danzando junto a las mujeres en su viaje a Angola.

El salón de Actos de la Universidad de Nacional de Córdoba resultó bien  distinto al de Angola. Allí la rodeaban las mujeres africanas. En Córdoba casi entre bambalinas se los veía envarados a los funcionarios que aunque no lo reconocerán se los veía por demás embarazados.

Los personajes públicos no se pertenecen, sobre todo cuando los sectores populares los fagocitan. Quizás mi escrito sea parte de esa fagocitación. Y aunque soy consciente de las fisuras que atraviesan la sociedad argentina y aunque se molesten tanto los que piensan que  el danzar presidencial como mi discurso son reverendos dislates y ante ciertas reservas que les puede causar a algunos de los seguidores del proyecto político de Cristina y de su difunto marido; desde mi manera de ver en mundo en las puertas de la ancianidad,quiero decir algo,que ya conocen mis amigos,y que no quisiera que quede en círculos íntimos.

Tal vez mi afinidad con la figura de la presidenta argentina, estribe en que nos llevamos pocos años. Tengo una hermana casi de la edad de ella. Pero no es eso lo que me hace escribir lo que escribo ,sino que además de la contemporaneidad, está el hecho que entre el barrio en que me crié y el que se crió la Presidenta, hay unos pocos kilómetros El barrio de la infancia de la presidenta es Tolosa y el mio es la Ensenada de Barragán. Ambos arrabales se referenciaban con el centro de la ciudad de La Plata,siendo su universidad el parámetro. Tolosa es una tierra donde aún se cultiva el candombe.

Aveces en las inflexiones de voz, en la postura y en los gestos de los discursos presidenciales, creo sentir la familiaridad de aquellas maestras de las escuelas publicas de la provincia de Buenos Aires,donde nos instruimos tanto la Presidenta como quien esto escribe. Tal vez sea una perogrullada pero nos instruyeron las maestras de la misma formación y generación.

Además ambos eramos hijos de laburantes. Por lo que se ve la mamá Ofelia es tan luchadora como lo era  mi finada madre Pocha.

Entiendo que hasta puede considerarse algún sesgo de hermetismo en este mi discurso. Reconozco que sólo pueden captarlo en plenitud para aprobarlo o para execrarlo,aquellas personas de mi franja etaria que hayan al menos discurrido su infancia y adolescencia en los barrios o en las localidades que conforman lo que ahora se conoce como el Gran La Plata.

Hace poco tiempo, – y antes del evento climático que tanto daño causo a la conocida como «ciudad de las diagonales»- elaboré y comuniqué un ensayo sobre lo que me suscitaba esa ciudad. Deliberadamente,dí por concluido mi trabajo en 1951,tomando como referencia la inauguración de la «República de los Niños», en Gonnet,un sitio que casi se confunde donde la presidenta pasó su infancia. Y vale recordar que  hay acuerdo entre los especialistas que las personalidades se forman en los seis primeros años de vida.

No quiero de manera alguna hacer «laplatocentrismo», como con cierta perplejidad supe escuchar a algún salteño o algún habitante de la ciudad de Córdoba,que consideraban que sea Salta o la ciudad de Córdoba eran lugares por donde pasaba el protagonismo del quehacer argentino. No obstante,y como lo insinuamos en el trabajo que citamos, la misma fundación de La Plata se vinculó con los aconteceres de la ciudad de Buenos Aires,y con los acontecimientos generados desde la Plata y referenciados a su Universidad. Los presidentes constitucionales Alfonsín, Kirchner y Fernández Felheim,son graduados de esa universidad.

Pero una cosa es el «centro » de La Plata, incluida su Universidad y otra su periferia.

Lo que sigue transita por la senda herética, que bien ilustra el título que dio Rodolfo Kusch,a una temprana obra de 1953(El año de nacimiento de Cristina). El título fue: «La seducción de la barbarie: Análisis herético de un continente mestizo».Porque una cosa es la figura institucional con todo el barniz que le dio el «centro» de la Plata con su cultura de clase media que exacerba las características de ese sector que tanto anatemizaran Kusch, como el Jauretche de «El medio  Pelo».Clase media,dicho sea de paso, que creída de aquel ligero concepto acerca que «los argentinos descendemos de los barcos»,se aferra a las posiciones de hegemonía que una ocupa en las formalidades argentinas. A tal punto las disputas que han llegado a escalar a la violencia, pueden ser consideradas «intra»clase media».

Por eso cuando Cristina danza con ritmos africanos muestra esa veta de «Barbarie» asimilada en los barrios de Tolosa y Ringuelet en los años de  formación de su personalidad.

Y esa actitud no es algo meramente individual. Es mas bien la elocución de una cultura. Es la veta estética casi inasimilable(por no decir indigerible) para las mentalidades adoctrinadas por la culturas intelectuales de raíz europea. En el Censo de 2010,por primera vez, y con cierta desprolijidad, se incluyó la variable africana de la población. El danzar de la Presidente en Angola junto a las mujeres de allí, fue acompañado por el reconocimiento oficial, del ingrediente afro de Argentina. Descontamos como eso debe haber escandalizado a los que aun creen que Argentina es una replica de la Europa que se referencia a París,Londres y algunas otras pocas ciudades de ese continente(que poco y nada tienen que ver con las arcaicas masas campesinas que de allí vinieron para estas latitudes,los ancestros de Cristina incluidos).

Pero este danzar africano en la conmemoración de los 400  años de la Universidad Nacional de Córdoba, tiene una carga simbólica que refuerza ese danzar en Angola.

Es como poner en blanco sobre negro,la contradicción(a nuestro juicio irresoluble) que se escapó del inconsciente de Sarmiento en su «Facundo».

Y no estoy seguro que la presidenta,o alguno de los cenáculos intelectuales que pretenden hegemonizar el apoyo a su gestión,son conscientes de las implicancias de ese lenguaje.

Pero esas actitudes son congruentes son pronunciamientos electorales que a los descendientes de los «bajados de los barcos» les cuesta similar.

Hace un tiempo leí que una de las pocas maneras que las personas podrían procesar la crisis que se ha desatado en el mundo, es a través del teatro y de la danza.

Allí donde el sectarismo académico no campea, es casi indiscutible que los lenguajes a través de los cuales las personas se expresan son múltiples. Junto con ese reconocimiento,está el de reconocer las limitaciones del lenguaje escrito y aun del oral. Allí se fundamentan las inteligencias múltiples de Gardiner, que por ahora serian once.

Retoma fuerza en ese nuevo contexto aquel apotegma oriental que reza que «mas vale una imagen que diez mil palabras».Ya Cassirer se había anticipado al proclamar que el hombre(la persona en clave de «genero»),es un animal simbólico. Y lo estético  por lo menos se equipara a los otros lenguajes incluido el lenguaje formal de la ciencia y tecnología occidental.

El baile en Angola y el baile en el salón de actos de la Universidad de Córdoba,merced al milagro de la comunicación,no se circunscribió a los testigos presenciales. Claro que una cosa eran los testigos locales angoleños y otros los que se consideran herederos de las tradiciones doctorales de la docta,aun en su variante reformista(que de esa Universidad brotó la Reforma de 1918). En el tiempo de las Tecnologías de la comunicación y la información,la cadencia africana no quedó allí. Y descuento el efecto viral de las imágenes en movimiento y los sonidos.

De un modo los decodificaron los que aun sin saberlo conforman las Argentinas pluriétnicas y multiculturales. Vale acotar que esas características son las que ha plasmado a nivel documental la nueva constitución boliviana,recogiendo la elaboración conceptual gestada en el seno de la UNESCO .De otro modo lo han decodificado esas argentinas «occidentalizadas»que aun en su disminución demográfica controlan gran parte de las organizaciones formales del país públicas, privadas y aun las sin fines de lucro. Unos, la mayoría creciente se sentirán identificados. Otros se sentirán perplejos,si se cuentan entre los seguidores de la presidente; y los otros darán rienda suelta al disgusto que les causa este reconocimiento de unas dimensiones de la Argentina,por largo tiempo invisibilizadas.

Es por cosas como estas que venimos sosteniendo que la problemática argentina debe procesarse democrática pacifica y democráticamente.

El esquema pedagógico,montado por la ley 1420 de 1883,generó una inercia,que solo fue denunciada por pocos(algunos hemos citado a lo largo de este discurso),mas en el contexto de la recuperación del Estado de derecho,se está generando una transparencia o visibilización,que parece necesariamente conflictiva.

Confieso que me asustaron las cosas que escribió el ultimo Ceresole(y tuve la oportunidad de decírselo),cuando basándose en la pueblada de Santiago del Estero de principios de los 90,propuso enfáticamente encauzar la problemática argentina a través del mito del Megafón de Marechal(Quien sobre su final preveía mucha violencia al respecto).

Y fue en la última elección presidencial,donde la presidenta que baila con genuinidad indisimulable danzas afro, sacó más del 80 % de los votos en la provincia de Santiago del Estero . Ese guarismo,en cuanto simbolismo cultural de  la Argentina indo-americana, contrastó con el 75% que el Ingeniero Macri,sacó en su elección del mismo año en el barrio porteño de Recoleta.

Lo he sostenido en esa oportunidad. Que los argentinos contemporáneos estamos ante esas opciones. Santiago del Estero o la Recoleta.

Los indiferentes,que es innegable los hay,podrán soslayar la opción. En mis épocas de Facultad, Matías Campiani decía que «en política ,los indiferentes no cuentan».

Yo, no obstante las reservas que me merecen las actitudes de algunos sectores occidentalizados que acompañan a la tolosana,opto por Santiago del Estero. Y estoy lejos de anatemizar a los que opten por la Recoleta. Es tan solo una ferviente expresión de deseos que Santiago del Estero y Recoleta,puedan convivir aun discrepando.

Como verán al menos en mi modo de ver el mundo,eso es lo que trasluce el danzar presidencial de ritmos africanos.

He llegado a un momento de mi parábola vital,donde me puedo dar el lujo de no necesitar ningún favor de los oficialismos de turno.

Sé que un mensaje como este, cortará amarras con personas a las  que les cuesta digerir mis posiciones. Cuando llegan ciertos momentos,hay que pagar el precio por estando siendo uno mismo.

Mi esperanza es que quienes lean con pasión estas apasionadas consideraciones, pongan en tensión sus sensibilidades para intentar tender puentes entre cosmovisiones que nos parecen inconciliables.

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