Misiones: por la senda de los inmigrantes

Además de las Cataratas del Iguazú, Misiones alberga alrededor de 60 áreas protegidas que invitan al viajero al desarrollo de diversos circuitos culturales y actividades de ecoturismo y aventura. Uno de los caminos alternativos es el que se interna en plena selva paranaense para descubrir poblados que se formaron sobre principios del siglo XX con una masiva inmigración europea y de otros países de América Latina.

 

Eldorado, Misiones.

Los primeros inmigrantes que llegaron a las tierras coloradas de la selva misionera fueron polacos y ucranianos que procedían de Galitzia, cuyos descendientes habitan la zona sur de la provincia. Luego se sumaron grupos de alemanes, que predominan en las ciudades y colonias del norte; y escandinavos y rusos, ubicados en el centro.

Se estima que poco más de 40 mil personas que residen en la provincia de Misiones son extranjeras. Esta situación generó una conjugación de culturas única en toda la Argentina, la cual tiene marcada influencia sobre las costumbres, credos y gastronomía del lugar.

Por ejemplo, los alemanes dieron continuidad a sus cervezas artesanales y se destacan por la elaboración de carnes ahumadas, embutidos, fiambres a base de cerdo, comidas con repollos y panes de centeno. En tanto, los brasileños presentan sus infinitas recetas a base de arroz, harina de mandioca y carne porcina.

Visita a los pueblos

El camino de los pueblos inmigrantes recorre casi toda la provincia de Misiones. Uno de ellos es Oberá. Hasta allí llegaron, entre 1911 y 1912, familias de Suiza, Francia, Noruega, Suecia y Alemania, además de los contingentes de países vecinos como Brasil y Paraguay. Conocida como la «Capital del Monte», se encuentra el centro del territorio provincial, a unos 97 kilómetros de Posadas y a casi 300 de las Cataratas del Iguazú.

Otra de las localidades que integran el camino de los pueblos inmigrantes es Aristóbulo del Valle, en el centro de la provincia, a 140 kilómetros de la capital. Una antigua colonia en la que se cultiva yerba mate, tabaco y té, conocida también como la «Capital de los Saltos y Cascadas». Allí se asentaron pioneros europeos y sus descendientes alemanes, ucranianos y polacos.

La ciudad de Eldorado es otro de los pueblos inmigrantes fundado en 1919 por Julio Adolfo Schwelm, quien colocó el primer mojón en la ribera del río Paraná, para albergar a numerosas familias de alemanes tras la guerra, a las que luego se sumaron grupos de otros destinos. Conocida también como la «Capital del Trabajo» sorprende con sus artesanías, saltos y cascadas, y su exquisita gastronomía. Entre los platos alemanes se destacan las salchichas con chucrut; el anticucho de los peruanos; la sopa paraguaya o la chipá de los paraguayos; los barenikes de los húngaros; el asado a la estaca de los criollos; la fondue de queso de los suizos; y, la sussgipfel o el frutchtiweie de los austríacos.

Finalmente, se suma Montecarlo, donde a principios del siglo XX se instalaron diversos grupos inmigrantes para trabajar la tierra. Se trata de la «Capital Nacional de la Orquídea» y la «Capital Provincial de la Flor», cuya fiesta anual más destacada se celebra en el mes de septiembre. Situada sobre la costa del Paraná, ostenta entre sus atractivos más importantes el Laberinto Vegetal más grande de Sudamérica; el Parque Juan Vortisch, el Zoo-Bal-Park y la isla Caraguatay, a la cual se accede desde la ciudad homónima en donde está la casa que de niño ocupó Ernesto Che Guevara.

Fuente: Argentina.ar

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