MEDIOS Y CONVERGENCIA TECNOLÓGICA: NUEVOS DESAFÍOS Y RESPUESTAS DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS

 

por Hernán Cazzaniga

La digitalización de los medios de comunicación y el consecuente desarrollo de nuevos dispositivos dan lugar a profundas transformaciones en lo que refiere a formas de apropiación, esquemas de producción y uso o consumo de las multiplataformas convergentes. Modifican las relaciones sociales, configurando nuevos procesos de subjetivación y construcción de poderes.Cazzaniga .redimensionado

En Argentina este cambio tecnológico está siendo atravesado por la disputa de poder abierta por la discusión que dio lugar a la nueva Ley de Medios. La modificación de la norma jurídica y la voluntad gubernamental de promover las industrias audiovisuales y del videojuego abren a las universidades públicas oportunidades y desafíos relacionados con el desarrollo tecnológico de sus propias multiplataformas y la producción de contenidos apropiados para generar otras formas de interactividad.

Para las universidades la posibilidad de afrontar tal desafío supone por un lado recuperar las propias experiencias de administración de medios y promover a la vez esquemas novedosos de producción y vinculación cooperativa con otras universidades y otras agencias.

El objeto del trabajo es señalar algunas respuestas que se vienen dando desde el Sistema Universitario mediante formas de articulación en redes de cooperación interuniversitaria y con otros agentes vinculados al campo comunicacional para establecer espacios comunes para el desarrollo de medios convergentes.

La Comunicación pública y los medios ocupan desde hace algunos años un espacio relevante en la discusión académica y política, no sólo en la Argentina donde por momentos pareciera ser el tema central de la disputa por el poder sino a nivel global dónde el despliegue de nuevas plataformas va acompañado de una fuerte concentración de la propiedad de los multimedios en manos de grandes corporaciones.

En la actualidad el vínculo entre los dispositivos mediáticos, su apropiación, y las relaciones de poder en la sociedad atraviesan los campos disciplinares y espacios sociales llegando a ser parte de debates cotidianos realizados en diferentes ámbitos.

Las Universidades Públicas Argentinas ¿qué papel juegan en este campo de juego de producción de sentidos o de construcción de subjetividades?

Del manuscrito a las tecnologías digitales. Tecnología y poder.
Por cierto, ya en las antiguas sociedades agrícolas las primeras formas de escritura y de representación gráfica del cálculo numérico fueron una herramienta poderosa en manos de las clases apropiadoras-sacerdotales que cultivaban el saber de la administración de las riquezas, de los códigos oficiales y la “palabra divina o verdadera”, ejerciendo el poder de nominar la realidad e inscribir relatos en un registro perdurable, convertido en tradición reservada a aquellos que tuvieran la capacidad de interpretarlo.

En occidente la irrupción de la imprenta moderna ofreció un instrumento valioso para las nuevas confrontaciones de sentidos en relación a las luchas ocurridas al interior del cristianismo, es decir en la disputa por la “Verdad”, el “decir de Dios”, o sea por el Poder de enunciarla e interpretarla, de religar a la comunidad a través de nuevas prácticas de comunión.

Numerosas obras refieren al impacto de la imprenta en la constitución de las naciones modernas (Benedict Anderson entre otros). Su impacto en la constitución de mercados lingüísticos oficializados y de identidades estatalmente instituidas.

Ya sea para la difusión de la palabra divina con fines político-religiosos o el empleo laico los textos impresos industrializados modelaron las subjetividades de las comunidades letradas que tuvieron acceso a la lectura de distintos géneros literarios.

Con el correr de los siglos los Estados Modernos apelaron a la educación pública con el propósito de ampliar esa comunidad letrada, lo que significó sin dudas un proceso de democratización de la cultura o ciudadanización pero a la vez de imposición de valores y concepciones dominantes a través del control ejercido por determinados grupos sobre el Estado y los medios de difusión de gran alcance.

Los textos escolares oficiales cumplieron un papel central en la formación ciudadana, en la legitimación y ocultamiento de determinados saberes y tradiciones y la constitución de esquemas de percepción y valoración, es decir en la producción y reproducción de nuevas subjetividades.

Por su parte las publicaciones periodísticas fueron medios privilegiados de adoctrinamiento de la “opinión pública” constituyéndose en un nuevo foro, una nueva ágora, mediado por la palabra impresa.

Más tarde, la radiodifusión, las industrias discográfica y cinematográfica y la TV ampliaron el poder de difusión de contenidos culturales logrando un alcance masivo.
Entrado el siglo XX la expansión de estos medios en sintonía con nuevas formas de relación entre las instituciones estatales y las sociedades nacionales (Estado de Bienestar) configuraron lo que diversos autores identificaron como culturas de masas, caracterizadas entre otras cosas por audiencias masivas que consumían simultáneamente un número relativamente acotado de productos, medios o mensajes.

Promediando los sesenta Mc Luhan sentenciaba aquello de “el medio es el mensaje” queriendo significar que más allá de lo enunciado el efecto de un medio es el modo en que moldea a sus usuarios físicamente, operando sobre sus rutinas y sus maneras de percepción del mundo.

Si bien la comunicación mediada por dispositivos tecnológicos jamás suplantó del todo las formas personalizadas o diálogos cara a cara entre personas que se reconocen mutuamente; no obstante tienen una creciente presencia en la vida cotidiana mediando las relaciones humanas. No solo por las horas dedicadas a su consumo sino por la reelaboración de sus contenidos y formas de enunciación que se filtran y despliegan en las conversaciones personales. Es decir, históricamente han dado lugar a formaciones de la subjetividad, colonizaron otros marcos institucionales, otras esferas de la vida en los cuales tales dispositivos también están instalados. (Tanto en ámbitos privados como en lugares públicos: Están dispuestos en la cama y en el living, en la cartera de la dama y en el bolsillo del caballero y también en los medios de transporte, los lugares de trabajo y de paseo)

El inicio del siglo XXI coincide con una fase del capitalismo dominada por la hegemonía neoliberal a escala global y la expansión de las tecnologías digitales que multiplicaron las plataformas y las nuevas formas de usarlas, provocando un efecto de fragmentación de las audiencias, de sensación de inmediatez de las comunicaciones, de individuación de los usos y consumos y promueven infinitas redundancias entre soportes que actúan especularmente entre si, referenciándose mutuamente, produciendo eco, reproduciendo ad infinitud contenidos en distintos formatos, sobre diferentes plataformas con efectos hegemónicos pero a su vez generando formas de resistencia a tales efectos, producciones alternativas por las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales de reproducir,
almacenar y modificar o intervenir contenidos, de reinterpretarlos no solo en su lectura sino en su reelaboración material.

Los desafíos para las universidades públicas

No es casual que desde la recuperación de la democracia en Argentina se hayan incrementado los estudios referidos a la Cultura y la Comunicación y que desde los 80 las Universidades hayan creado carreras de Comunicación Social que constituyeron un boom en los 90.

Les cupo a las universidades, principalmente, la formación de profesionales para actuar en los nuevos campos de la comunicación, la producción de discursos científicos en la materia y la promoción de miradas críticas acerca de los nuevos lenguajes, las formas de construcción de los discursos públicos o publicados en los medios de comunicación. Sin dudas el mundo académico está llamado a brindar no solo una mirada crítica frente al fenómeno de la comunicación contemporánea, sino también en lo que refiere a la alfabetización de los usuarios de la nueva logosfera digital.

Pero además el sistema universitario fue participe de uno de los principales hechos políticos de los últimos años. Intervino activamente en la disputa de poder, durante el debate que derivó en la sanción de la Ley Nº 26.522. Es decir se constituyó como actor político para impulsar la instauración de un nuevo cuerpo jurídico que abre a las Universidades Nacionales la puerta para ser protagonistas relevantes de las políticas comunicacionales en tanto les reserva el derecho a acceder a una frecuencia de TV en el nuevo esquema de medios que dicha ley promueve.

Así mismo las Universidades Nacionales han sido convocadas a jugar un rol importante en el desarrollo de políticas públicas de fomento de la producción de contenidos y en el desarrollo tecnológico orientado a la expansión de la TV Digital a través de su vinculación con el Ministerio de Planificación Federal por medio de convenios con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para la instrumentación de convocatorias a concursos para la producción federal de contenidos o el despliegue del Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos.

En síntesis, las Universidades Públicas no sólo tienen un rol de analistas del fenómeno comunicacional desde una mirada distanciada, crítica u objetivante sino que han sido desafiadas y tienen la oportunidad de ser parte de nuevas experiencias de interacción con una multiplicidad de actores con el objeto de construir espacios de producción y circulación de sentidos, para hacer uso de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para ejercer formas de comunicación a partir de una agenda propia. Es decir ocupar un lugar en las luchas por la producción de los sentidos públicos desde perspectivas diferenciadas de las dominantes en el campo audiovisual.

Por cierto esto implica para las universidades argentinas reconocerse en sus múltiples y variadas experiencias de gestión y desarrollo de medios de comunicación cuyas historias están atravesadas por las luchas sociales y políticas de cada época y por supuesto por los desarrollos tecnológicos.

La mayoría de las universidades nacionales cuenta con sus editoriales, (el dominio de la letra impresa forma parte de esta cultura letrada claramente identificada con las prácticas universitarias). Algunas editoriales como EUDEBA constituyeron verdaderos emblemas en determinados momentos históricos sufriendo los avatares de la política y de las condiciones económicas que vivió el país en cada una de sus etapas.

La editorial de la UNaM, por ejemplo, con sus 20 años de vida no solo es un referente regional por la publicación de textos escritos por miembros de la comunidad académica sino también por las posibilidades que ofrecen sus colecciones a autores locales, cuyas obras no tienen facilitado el acceso al mercado editorial.

También en el universo radiofónico las universidades de nuestro país reconocen largas trayectorias entre las que se destaca la Radio de la Universidad de La Plata que en 2014 cumplirá 90 años de historia.

En la actualidad existen más de 20 radios universitarias, muchas de las cuales cuentan con una o dos décadas de vida y, al calor de la Ley 26.522, es previsible que se creen nuevas en los próximos años. Se trata de radios que no solo dan micrófono a voces universitarias sino que en la mayoría de los casos ofrecen un espacio alternativo para voces de la comunidad que no siempre tienen acceso a otros medios electrónicos.

En materia televisiva, quizás por razones de costos o de ausencia de política son apenas dos las experiencias de gestión de canales por parte de las universidades argentinas (Córdoba y Tucumán). Recientemente se incorporó la de la UNLP. No obstante, y en el marco del despliegue del Sistema Argentino de TV Digital Abierta (TDA) existe la voluntad de generar a la brevedad una red de señales universitarias.
El despliegue de nuevos entornos digitales, la expansión de nuevos dispositivos virtuales lejos de competir con el libro impreso, la radio, y la TV las potencian, pero requieren de un tratamiento específico de nuevas formas de producción para aprovechar las multiplataformas a las que ya están habituadas las nuevas generaciones que egresan de la enseñanza media portando sus dispositivos electrónicos (i pad, netbooks, i phone) que agregan la posibilidad de la conectividad y la interactividad.

Conectividad para producir y hacer circular en red contenidos e interactividad como nueva forma de vinculación con usuarios dispuestos a navegar e intervenir sobre dichos contenidos.

Generar aplicaciones apropiadas con los recursos disponibles y los fines educativos, culturales y de promoción de las vocaciones científicas coloca a las universidades públicas nacionales ante el desafío de crear espacios comunes de desarrollo tecnológico y de contenidos mediante formas de cooperación interuniversitaria así como también con otros sectores de la comunidad.

En este sentido, la red de nodos constituida a partir del Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos,  el fortalecimiento de redes al interior del (CIN) como la RIU, RENAU y ARUNA, la Red de Comunicadores del MERCOSUR impulsada por el Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina y la construcción de redes internacionales como la Red Transfronteriza de Áreas Audiovisuales Universitarias (Argentina, Brasil y Paraguay), entre otras, contribuyen a crear mejores condiciones para afrontar dicho desafío.

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* Hernán Cazzaniga  – Coordinador Región Nea, Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos, Secretario General de Extensión Universitaria – Universidad Nacional de Misiones (UNaM)

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