¿INTERVENCIÓN? LA NUEVA OPERACIÓN DE CLARÍN

 


Por Nicolás Adet Larcher 
 
 El grupo Clarín está librando lo que parece ser, según ellos mismos, su última batalla. En la volteada por supuesto, caerán los más débiles.Hector-Magnett

Como un típico año electoral, las profecías apocalípticas se multiplican y se agudizan a más no poder. Desde los clásicos como las denuncias de Carrió, hasta los métodos más ingeniosos, los intentos de desestabilización están a la orden del día.

Se puede recurrir a cualquier método y todo vale para perjudicar al gobierno. Pero no se puede dejar de lado lo grave de la acusación que hizo Jorge Lanata el domingo en su programa tratando de generar un clima de censura que no existe. Durante su monólogo final argumentó que el Gobierno planea intervenir el Grupo Clarín, y que de ser así una de las primeras medidas que tomaría sería dejarlo fuera del aire. Lo peor de todo es que la única fuente que citó para su confirmación absoluta fue una columna de Morales Solá publicada en el Diario La Nación.

Ahora bien, como el gran periodista que dice ser Lanata, puede creerle a un tipo como Morales Sola – que apoyó desde sus columnas la última dictadura militar – está en todo su derecho.

Pero hablando en serio, ninguna persona puede pensar que un gobierno podría cometer tal incoherencia de intervenir a un Grupo de medios, solamente porque no le cae bien
. Y menos aun tratándose del mismo gobierno que despenalizó las calumnias e injurias, favoreciendo a la prensa para que puedan decir lo que quieran sin necesidad de que puedan ser juzgados o encarcelados por sus opiniones. El mismo gobierno que tomo un debate que se venía dando desde hace tantos años y lo convirtió en ley. Esa ley de medios audiovisuales permitió la apertura de más voces incluso hacia aquellos que no la tenían como los Wichis, que el propio Lanata criticó por que poseían una radio y pensó que a nadie le podía interesar.

Jorge Lanata desde su lugar piensa, o pretende hacernos pensar, que molesta al gobierno desde sus informes carentes de información, contenido, y documentación contundente como para generar un antes y un después. Olvida que dentro del periodismo opositor al gobierno, existen referentes que se toman un trabajo más extenso y detallado en recopilar información. Casos como Darío Aranda, o Marcelo Zlotogwiazda son ejemplos claros. El gobierno sabe que Lanata no trata ni quiere hacer un programa de investigación periodística. Lo que busca es generar impacto, inundación mediática que llegue, y perdure algunos días. Lanata sabe que más que eso no puede hacer porque su información no es contundente y no puede materializarse en pruebas que puedan servir a un proceso judicial. El programa ya cumplió su año y no género más que operaciones de prensa contradictorias, incluso entre los propios periodistas y miembros de su producción.

El Rating de PPT no alcanza a consagrar un programa que fracasa en los niveles básicos de periodismo. El rating no puede ser parámetro para medir un programa y debido a eso llamarlo “de calidad”. Marcelo Tinelli es líder indiscutido de los números en la televisión argentina y sin embargo conduce uno de los programas con menos contenido de la pantalla chica. Sumado al fracaso periodístico, Lanata debe ponerse al hombro una nueva estrategia planteada por Clarín. La decisión por la ley de medios cada vez está más cerca, Cablevisión cada día más ajustada a la ley obligatoriamente, y el margen de maniobra ilegal que tuvo el grupo en otros años se reduce al mínimo. El diario Clarín es una pérdida total y cada año cae más en sus ventas, lo siguen sus canales y radio Mitre. El propio grupo reconoció que lo único que les da verdaderamente ganancias es Cablevisión, que explica más del 80% de los números de la empresa.

El nerviosismo de Clarín es latente, y su ansiedad por algo que verdaderamente desplome la imagen del gobierno lo lleva hacia cualquier camino. Anunciar una intervención inexistente es parte de la estrategia, y de un golpe para percibir una reacción de la opinión pública que los apoye. Lanata anunciando una posible “no emisión” de su programa el próximo domingo quiere generar, como ya dijimos, un ambiente de censura y violencia que no se percibe. Parece olvidar que la única vez que fue agredido por informar, por realizar su labor periodística fue en la década menemista cuando fue golpeado salvajemente.

El diario Perfil, en su edición online, publica que “El grupo clarín ya preparó su fuerte para resistir la intervención del gobierno”. En la nota se aprecia una foto del edificio de la empresa vallado en su totalidad como si estuviéramos en guerra, pero lo curioso es que en el texto de la nota se desmiente que exista un riesgo contundente de intervención. “Los voceros del Grupo Clarín aseguran que «al momento no hay nada de nada, sólo las versiones periodísticas». Sin embargo, la empresa ya comunicó a sus empleados de la tensa situación mediante un comunicado titulado: «Nueva arremetida K contra la prensa independiente». El comunicado había sido difundido por las cabezas editoras del grupo, y se hizo circular entre los empleados. Allí, al recibir el comunicado, la comisión interna de trabajadores del grupo clarín repudio rotundamente los dichos de los editores y desde hace tiempo plantean que lo que el grupo intenta es generar una preocupación interna que pueda dotar de realidad las presunciones que planean construir. Dicho sea de paso, desde hace años que Clarín no reconoce a su comisión interna.

El juego peligroso de tensar la democracia, por ahora, lo empezaron Clarín y quienes lo siguen de cerca. Moyano, la oposición y la Sociedad Rural, no dudan en implantar cada semilla destituyente posible en una sociedad que día a día es más fogoneada por los medios frente a temas que nunca se cumplen como las profecías. El camino es largo hacia las elecciones, y de aquí en adelante no debe sorprender cualquier intento fantasioso por tirar abajo una década verdaderamente ganada.

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