PARAGUAY: MISOGINIA Y OTRAS TORPEZAS


por José Antonio Vera

Horacio Cartes arrancó mal. En sus primeros gestos como virtual Presidente de Paraguay, el exitoso empresario ha avanzado los nombres del grueso de los futuros miembros de su gabinete, cuando asuma el 15 de agosto y la galería, difundida por todos los medios de prensa afines, muestra los rostros de hombres que tienen cuentas pendientes con la decencia humana, con la democracia y con la justicia social.Cartes .redimensionado

Durante la reciente campaña electoral, Cartes prometió que su equipo de trabajo estaría integrado por la gente más capaz del país y no por su pertenencia al Partido Colorado, propósito que prendió en ciertos sectores dado que venía de un operador audaz que está al frente de unas 25 prósperas empresas, habilitando la idea de que la eficiencia y productividad sería exigida a sus ministros y secretarios.

Tremenda decepción para quienes interpretaron de esa forma sus palabras. Ni eficientes ni probos, más bien todo lo contrario, pues se trata de conocidos actores alistados, durante años, en las primeras filas de la politiquería nacional, el enriquecimiento ilícito y la rampante corrupción que, desde hace más de un siglo, saquea el país con las sucesivas administraciones coloradas y liberales.

Alcanza con mencionar a Diógenes Martínez, un Abogado “fruto de la tierna podredumbre estronista”, como es conocido entre víctimas de cárceles y torturas durante los 35 años de la cleptocracia Colorada-Ejército-Oligarquía, quien se ha mantenido siempre colgado al poder, mutando su lenguaje del matonaje institucionalizado al de demócrata, exhibiendo amistad con China.

Ha ocupado varias carteras ministeriales, como Saguier Caballero, quien representó algunos años a la oligarquía paraguaya ante la Organización de Estados Americanos (OEA), o Paul Sarubi, es titular de Obras Públicas y Comunicaciones, sobre el que han recaído varias denuncias de corrupción, o con el todomandados Rogelio Benítez, o Javier Zacarías Irún, el cacique colorado de Ciudad del Este, triángulo fronterizo con Argentina y Brasil, cuna del intenso contrabando que, desde hace décadas, es centro de la mayor actividad ilícita hacia dentro y fuera de las tres fronteras.

Dos torpezas más viene de cometer Cartes, en reposo médico rodeado de su guardia de agentes israelíes, según versiones de prensa. Ninguna mujer, salvo su hermana Sarah, figura en la lista de elegidos por su varita mágica, confirmando que en su traqueteo empresarial se ha infectado de misoginia, la cual lo ha llevado a roces serios con la Presidenta del Partido, la Senadora Lilian Samaniego.

En tercer lugar de sus desaciertos, destaca el incumplimiento de una de sus amenazas proferidas contra “los factores que mantienen el país en el atraso”, como aludió a la cúpula del Partido, el que se había comprometido a higienizar.

Por el contrario, en la selección de sus colaboradores más próximos está reforzando al nauseabundo aparato, eterno saqueador del Estado y opresor sistémico del pueblo, alineando a su lado a muchos “hombres escombros”, según la feliz calificación del recordado Arzobispo Ismael Rolón, ínclito y valiente ciudadano que, en plena tiranía estronista, por la década del ochenta, visitaba las celdas de los presos políticos, entre ellos varios comunistas, como Ananías Maidana.

Cartes deberá asumir el 15 de agosto, tal lo que establece la Constitución Nacional y esa agenda sólo podría sufrir alteración si sellara algún negociado con la escuálida estructura del Partido Liberal para anticipar la trasmisión de la administración del Ejecutivo, como ha sugerido el experimentado dirigente colorado y Senador reelecto Juan Carlos Galaverna, algo cabizbajo últimamente, aunque decisivo en la conversión de Cartes a la política.

Otro elemento que el virtual presidente, respondiendo a reclamos ciudadanos, podría introducir en la agenda del grupo de trabajo que ha designado para preparar el traspaso, es el de someter al mandatario de facto, Federico Franco, a un Juicio Político, por corrupción y falto de idoneidad, con lo cual diversas opiniones coinciden que tendría como efecto inmediato el abandono del gobierno por los liberales, a pesar de que la Carta Magna habilita al Vice a asumir ese cargo.

Todo dependerá del grado de presión cartista que el equipo usurpador soporte, acerca de lo cual ya hay signos claros, y de la postura que asuma el nuevo Congreso, en el que los colorados tendrán mayoría absoluto en Diputados y casi la mitad de Senadores.

Este país, sin salida al mar, tiene cientos de ríos y, en un simple simbolismo político, podría decirse que están todos muy revueltos. Numerosos grupos de liberales de base, coinciden en reclamar la expulsión de la actual cúpula dirigente, presidida por el Senador reelecto Blas Llano.

En paralelo y aunque en un clima muy diferente, la algarabía colorada por el retorno al gobierno, no alcanza para velar malestares viejos, expresados en forma particular por muchos secretarios de seccionales y sus activistas cercanos, campeones en el arreo de gente humilde durante cada elección, pero que, a pocos días del cierre de urnas, se quedan sin presupuesto y sin recibir órdenes superiores, tal un ejército con tropa pero sin oficiales. Otro elemento de disconformidad, es el personalismo de Cartes, quien juega solo, desconociendo en los hechos al partido.

Quizás la vieja práctica del prebendarismo, que Cartes renovó y modernizó durante la campaña electoral, aplicando métodos inéditos y muy eficaces en la conquista de votos, oficie de tabla de salvataje para aplacar a ciertos doloridos, los cuales podrían convertirse en funcionarios públicos, desplazando a los miles introducidos por el gobierno golpista liberal, consagrado como un eficacísimo operador.

En virtud de que este país tiene una apreciable cantidad de izquierdistas pero carece completamente de una estructura que los nuclee, el malestar entre ellos aparenta crecer con fuerza, alcanzando a los partidos progresistas, movimientos sociales y organizaciones campesinas, en una movida cívica que reclama transparencia y autocrítica a los dirigentes, muchos de los cuales se han eternizado en los cargos.

En el muy heterogéneo universo ideológico del progresismo paraguayo, hay signos que evidencian la convicción ciudadana de que es necesario reorientar conductas individuales y colectivas, a los efectos de procesar una rectificación de métodos y conceptos, combatiendo los viejos vicios caciquescos y de secretismo sectario que algunos círculos de reflexión y balance, califican de obstáculo a la participación de cientos de miles de mujeres y hombres que quieren construir una patria nueva.

Producto de la natural evolución de la sociedad, de la influencia de los gobiernos populares en la región, del proceso integrador, de la rapidez de la comunicación de los hechos más destacados de la vida en todos los continentes, con la movilización de millones de seres contra el sistema capitalista y el ejemplo de que también en Paraguay, después de décadas de autoritarismo, es posible coexistir con un gobierno tolerante, como fue el de Fernando Lugo, ha estimulado la aparición de una nueva conciencia política en el país y el deseo de participar, y manifestar ideas propias.

El aplastante triunfo electoral de Cartes, parece contradecir esa visión, pero en el “río revuelto” que es Paraguay, es dable observar posturas muy esclarecedoras, como la de propiciar la unificación de las fuerzas democráticas, que muchos sectores impulsan, con la clara idea de que una cosa es estar unidos y otra entreverados.

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