¿DE QUE HABLA EL FALLO DE LAS HERMANAS JARA?


Por Sandra Chaher

El fallo que condena a las hermanas Jara por lesiones leves se conoció la misma semana que la presidenta Cristina Fernández anunció los proyectos que desde el Poder Ejecutivo serían suficientes y necesarios para democratizar el Poder Judicial. Esta reforma, paradójicamente, fue anunciada por la misma presidenta el día que se conoció otro fallo terriblemente sexista: el de Marita Verón, en diciembre del 2013. Sin embargo, las reformas enviadas al Parlamento para democratizar el poder Judicial no incluyen la perspectiva de género.
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Ayléen y Marina Jara fueron encarceladas dos años atrás por defenderse de un acosador sexual. Un tribunal de Mercedes acaba de condenarlas por “lesiones leves” hacia ese acosador, y esto después de dos años de mantener un proceso penal por intento de homicidio. Eso, si, ellas están libres.

Es decir, el Tribunal –cuyo fallo fue redactado por una mujer y al que adhirieron dos varones, esto para que quede claro que la presencia o ausencia de perspectiva de género no tiene relación con el sexo y el género de las personas– intentó ser salomónico, pero fue sexista. Las dejaron libres pero las condenaron por defenderse. ¿Cuál es el mensaje de este fallo para los varones acosadores? Abusen nomás, que la justicia los protege. Un sintético ejemplo de violencia simbólica.

Algunas perlitas del fallo: el enfoque de género sugerido por la defensa fue rechazado por la jueza y los jueces por provenir de organizaciones de derechos humanos, es decir la justicia que encarnan es refractaria al enfoque de derechos; el relato del acosador fue considerado por el Tribunal “sincero, verosímil y no inspirado en interés espurio alguno”, a pesar de que fue defendido sólo por sus familiares, mientras que el testimonio de Ayléen y Marina sobre el intento de violación fue descartado; el fiscal, es decir el representante del Estado en el juicio, fue más duro que el propio Tribunal: mantuvo en el alegato la hipótesis de homicidio en grado de tentativa y pidió para las chicas casi 6 años de prisión.

El fallo sólo confirma lo que sabemos: la justicia es sexista, acá y en el resto del mundo. Una investigación que acaba de ser publicada en Argentina sobre Italia, España, Rumania, Gran Bretaña y España, releva los mismos vicios misóginos del sistema penal que ostenta la justicia argentina. La discriminación de género tiene variadas formas de manifestarse: estereotipos sexistas, dificultades en el acceso a la justicia, falta de patrocinio gratuito, dificultad en la valoración de las pruebas, techos de cristal invisibles para que las mujeres lleguen a altos cargos. En el caso de las hermanas Jara estuvieron todos presentes.

Hace años que desde la academia y las organizaciones de mujeres y de género se denuncia el sesgo discriminatorio de la justicia. Una discriminación que alcanza a las mujeres como protagonistas específicas de la vulnerabilidad por su condición de género, pero que cae como un mazaso sobre todos los sectores vulnerables de la sociedad.

Entonces, ¿cómo una reforma del Poder Judicial no incluye la perspectiva de género? Los 6 proyectos enviados por el Poder Ejecutivo al Parlamento la semana pasada contienen diversos aspectos de una reforma que por ahora viene cosechando opiniones diversas,pero en ninguno de ellos se aborda la discriminación específica de género.

En el proyecto de reforma de la normativa sobre medios de comunicación audiovisual elaborado por el Poder Ejecutivo tampoco fue mencionada la perspectiva de género –por citar un ejemplo-, pero luego el proyecto atravesó un proceso de debate en la sociedad civil que permitió que este enfoque fuera incluido y hoy lo ostente la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, gracias al aporte de diversas organizaciones que trabajan con los derechos humanos de las mujeres y de género, entre ellas la Red PAR(Periodistas de Argentina en Red-Por un periodismo no sexista). Pero los proyectos de reforma del Poder Judicial que el Ejecutivo acaba de enviar al Parlamento parece que serán tratados en un tiempo record –muy lejos de los varios meses de audiencias públicas de la reforma de la normativa sobre medios o incluso de la reforma del Código Civil que está en proceso- que nada tienen que ver con promover una reforma profunda y consensuada en forma más directa por la ciudadanía, y no sólo a través de quienes nos representan en el Parlamento.

Desde estas páginas venimos alertando hace varias semanas sobre la necesidad de que esta reforma contemple la especificidad de la discriminación de género, no sólo como una declaración de principios sino porque se trata de abusos groseros de los derechos humanos. Esto en el marco de un gobierno que trabaja fuertemente hace años por la protección de estos derechos y que dio al país algunas de las mejores leyes en este sentido.

La actual reforma del Poder Judicial, fue hecha pública paradójicamente por la presidenta justamente cuando se enteró de otro terrible fallo sexista: el de la desaparición y secuestro de Marita Verón, un caso emblemático de la trata de personas en Argentina. “Vamos a poner en marcha una democratización del Poder Judicial” fue su primera declaración cuando se conoció ese fallo de la Cámara Penal de Tucumán por el que hoy sus integrantes se enfrentan a un juicio político.

Pero ahora, frente a la posibilidad concreta de la reforma, ¿se escurrirá de las manos la posibilidad de que ésta incluya transformaciones que mejoren las condiciones de vida para las mujeres en relación con su acceso y derecho a la justicia? ¿Es tanto el apuro por la sanción de las normas como para no abrir un debate amplio sobre los cambios que requiere en todo sentido el Poder Judicial? Entendemos que una institución clave del patriarcado, que se sostiene en cientos de años de perpetuación de su poder, requiere de un debate profundo y con miradas diversas para que la transformación sea medular y beneficie a todos los sectores de la sociedad que la necesitan.

Comunicar Igualdad

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