EL PLEBISCITO Y LA IDENTIDAD DEL IMPERIO


Por Oscar LABORDE  ////-.

Los ingleses por siglos fueron conocidos por su capacidad para invadir, someter y colonizar pueblos. Su identidad siempre estuvo vinculada al «Imperio» y cuando hay Imperio hay colonias y pueblos sometidos. Su desarrollo comenzó en el siglo XVI y tuvo su apogeo entre 1815 y 1914. Allí expandió su dominio a protectorados, colonias y territorios que llegaron a comprender en las primeras décadas del siglo XX a una quinta parte de la población del mundo de entonces.Laborde

Es importante analizar los comportamientos que a través de los años ha tenido el Imperio Británico con respecto a las poblaciones, pues nunca usó un solo criterio para ocupar un país o una zona. Lo hizo siempre en función de intereses económicos o geopolíticos: mientras en África se diezmaron etnias enteras, en la Isla Diego García en el Océano Indico se expulsó en 1966 a toda su población nativa para asentar una base militar estadounidense. En otros casos, trasplantó pobladores británicos, como en las islas Malvinas.
Tras la II Guerra Mundial comienza el desmembramiento de su poderío territorial, con el avance de los movimientos de liberación, pero persistiendo enclaves coloniales como el del Gibraltar reclamado por España y de nuestras islas, que vale la pena recordar que desde ellas se monitorea el Atlántico Sur, el paso a la Antártida y sus recursos naturales.
En 1960, la ONU aprueba la resolución 1514, que establece que “todo el intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país, es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de la ONU”. Incluye a las Malvinas en los territorios a descolonizar y entreabre la puerta para las negociaciones bilaterales entre la Argentina y el Reino Unido.
Así se llega a la Resolución 2065 de 1965, que en su artículo 1° establece: “Invita a los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar una solución pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, así como los intereses de la población de las Islas”.
Hay una enorme hipocresía (muy común en los imperialistas) de proponer que el referéndum al que convocan para que los isleños, implantados por los ingleses, resuelva sobre la situación de Malvinas. Siempre en las resoluciones de la ONU se pide se tengan en cuenta los “intereses”, no los “deseos” de sus habitantes, en razón de ser una población implantada, no originaria, fruto de una estrategia de invasión y colonización del lugar. Por lo tanto, no cabe hablar de autodeterminación de los mismos.
La política de Néstor y Cristina Kirchner transformó el escenario internacional sobre el tema, que era de un repetido reclamo, en un camino para recuperar nuestras islas, aislando políticamente en cada foro al gobierno británico y exponiéndolo frente a cada bravuconada o movilización que realiza de su aparato militar.
La apuesta por la paz y el respeto a las resoluciones de la ONU han fortificado el reclamo argentino y conseguido el apoyo de casi todas las naciones del mundo. Ya no queda lugar para los tibios, los cipayos, los aduladores de una Europa que ha colapsado, cuando se habla de Malvinas. Este es un logro concreto de la política implementada en estos nueve años de gestión.

Tiempo Argentino

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