por Néstor PICCONE /-.
Hugo Chavez vive, con Perón, con Evita, con Kirchner, vive.
Trasciende la muerte porque desde ese momento (seguramente no elegido) nos habla, nos interpela y nos compromete.
Creímos que Chavez era el sucesor de Fidel, creímos que Néstor también lo sobreviviría, pero, como dicen los viejos, Fidel (contra su voluntad) enterró a los dos.
Fidel y Cristina comparten estas pérdidas irreparables y desde lo humanamente político son conscientes de lo que cuesta cubrir esos vacíos inesperados.
Así como la muerte de Néstor avivó las ganas militantes de la juventud argentina, la muerte de Chavez es una exigencia para la juventud y los latinoamericanos que, desde el fondo de la historia, venimos peleando por una Patria Grande libre, justa y soberana.
Chavez nos obliga a persistir en el intento de una latinoamericana unida y no dominada.
Con Chavez la derecha inauguró el golpe mediático. Desde ese momento el chavismo comenzó a luchar por la democratización de los medios.
Los argentinos, redoblando esa apuesta, gestamos una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que es un alerta que camina por toda Latinoamérica,
Hoy no hay desprevenidos frente a los poderes y sus voceros: Ecuador, Brasil, Bolivia, Uruguay, Venezuela, Argentina.
Chavez no se calló bajo la orden de un Rey en decadencia, ni calló bajo la presión mediática; los argentinos tampoco y juntos, en Mar del Plata, enterramos el ALCA
Chavez nos provoca y exige no bajar los brazos, como lo hace Néstor.
Chavez vive en lo que viene y lo que viene depende de nosotros.
No estamos solos.
Néstor Piccone, Integrante de la Mesa de Coordinación de la Coalición por una Comunicación Democrática. Proyecto Copla.
