DIFERENCIAS

Por Silvia TORRES  ///-.

El inicio de las clases volvió a poner en evidencia las diferencias políticas, administrativas y de raíz ideológica entre los gobiernos de las distintas provincias argentinas. Misiones, con eficiencia fiscal, supera los avatares presupuestarios provocados por la coparticipación. sCIOLI Y rOVIRA

 

Misiones pudo dar inicio al período escolar haciendo gala de una eficiencia en la administración de sus recursos económicos que permitió acordar satisfactoriamente la grilla salarial con los docentes. Vale la pena destacarse este hecho y agregar que las más altas autoridades provinciales encabezadas por el gobernador, Maurice Closs y el presidente de la Cámara de Representantes, Carlos Rovira, presidieron los actos de apertura inaugurando nuevos edificios escolares, distribuidos en localidades del interior de la provincia y en Posadas.

 

En una verdadera maratón, impensada en otros tiempos, se inauguraron cuatro escuelas y se anunció que en los próximos dos meses, el Gobernador tiene en agenda la apertura de otras cuarenta. Este hecho está en línea con la ideología y el accionar del gobierno que fue puesto de manifiesto no solo por Closs sino también por Rovira -figura de indiscutible peso político y propuesto por los sectores internos de la Renovación para suceder a Closs como candidato a gobernador en el 2015-, quien manifestó que es muy importante la inauguración de edificios escolares, pero “lo es más el sentido, la perseverancia y la elevación de metas que cada año pensamos como objetivo mayor. No estamos conformes y apostamos cada año a mayor empeño, a mayor profundidad, dado que el aspecto educativo no repara en límites ni en cupos, debe ser analizado, entendido e impulsado con nuevos bríos, por eso hay que hacerlo en la humildad de saber concretar, pero también de saber oír y de saber proyectar las nuevas metas hacia adelante”.

 

Las realidades educativas que se materializan en la provincia y las que se planifican para el futuro sólo son posibles por la situación de saneamiento y eficiencia fiscal, que no es la materia corriente en otros distritos que, como la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, aplicaron un modelo que es la antítesis del misionero y se encuentra empantanada ante la imposibilidad de ofertar un salario satisfactorio a los docentes, lanzados a un paro cuyo fin no se vislumbra.

 

La comparación es oportuna en virtud de las apetencias presidenciales del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, quien pretende suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la conducción de la Nación, en el 2015. De allí que señalar los sustanciales déficit de su gestión es un imperativo que la hora exige, en virtud de que los argentinos que se manifestaron mayoritariamente en el país y en Misiones a favor de un modelo de crecimiento con inclusión, deben contar con todos los elementos de juicio para las futuras definiciones electorales.

La provincia de Buenos Aires afronta un deterioro fiscal que se acentuó durante la gestión de Scioli, cuyo déficit se cubre con deuda, al contrario de lo que ocurre con la gestión nacional y con la mayoría de las provincias, incluida Misiones. La deuda provincial se incrementó un 64 por ciento durante la gestión sciolista, que cumple un doble mandato, bien lejos del 25 por ciento del resto del país en simultáneo con el desendeudamiento de la Nación. El gobernador bonaerense hizo lo contrario de las provincias que implementaron planes de eficiencia fiscal y de aplicar presión impositiva progresiva: Con el impuesto a los ingresos brutos, extrajo recursos de los más pobres y subsidió a los más ricos, ya que el impuesto inmobiliario rural y urbano descendió del 10,9 por ciento al 6,6 por ciento de la recaudación total, a pesar de que los campos de esa provincia se valorizaron de manera espectacular debido a los fabulosos precios internacionales de granos. De esta manera, Scioli se topa con cuellos de botella financieros como los pagos de aguinaldo o adecuar la grilla salarial docente, situación cuya responsabilidad trata de volcar en el gobierno nacional, el que brega por frenar la política de endeudamiento para enfrentar los gastos corrientes de la administración bonaerense. Si Scioli ocupara la Presidencia de la Nación, ¿aplicaría el mismo modelo? ¿Volvería a caer y, en consecuencia, arrastrar a todo el país hacia el abrazo devastador del Fondo Monetario Internacional?

 

Ese no es el modelo que le permitió a la Argentina y a Misiones, entre otras provincias, salir del infierno y es el gran riesgo que se corre: Que en el futuro no se garantice la continuidad del proyecto nacional y popular votado por las mayorías, al cual adhiere el gobierno de la Renovación y que se ocupa de ejecutar con las particularidades que la provincia exige, aplicando una fórmula que le permite al pueblo misionero contar con más escuelas, más hospitales y centros de salud, mejor Justicia, acceder a más viviendas, rutas y servicios, financiamiento para emprendimientos productivos y acceder a los bienes de la cultura.

 

Misiones se fortalece y, como jamás hubiera sido posible imaginarse hace 10 años, se ubica dentro de las diez principales provincias del país. Por eso, es impensado que acá sea aceptada la posibilidad de un retroceso.

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