SHAKESPEARE EN LA INTERNA PERONISTA

Por Luis «Tino»  SICILIA    ///-.

Ser o no ser… kirchnerista, esa pareciera ser la  CUESTIÓN  que agobia a Daniel Scioli convertido en una versión devaluada del Príncipe de Dinamarca. Tino--

La tentación es grande, pero también lo es el riesgo político de poner distancia aunque sea formal con la presidenta, en especial en estos días, cuando por obra y gracia del cobismo ayer y del moyanismo hoy,  el fantasma de la traición sobrevuela al peronismo, algo que genera desconfianza incluso entre los militantes del mismo palo interno. Consciente de ello, cada vez que puede el gobernador reitera  su «lealtad a Cristina» y su promesa de «seguir acompañándola «. En ese contexto y por si la presidenta no propone su reelección, el  mandatario bonaerense  advirtió que «continuará tejiendo sin limitaciones».En realidad fue directo al tema cuando subrayó que si Cristina es candidata, él no lo será pero si ella no consigue la habilitación para postularse se tirará de cabeza a la Casa Rosada, con chances ciertas. En el peronismo, exceptuando a Cristina, Scioli no tiene adversarios. Sergio Massa, el que mas suena posee, tanto como Scioli y Macri prosapia conservadora, pero todavía está en pañales si se trata de disputar la jefatura de gobierno. Como Penélope, Scioli teje y desteje, es decir, traga sapos sin  esquivar ninguno. Dándole letra a los desconfiados, se reúne en secreto con Julio Cobos, Juega malamente al fútbol con Macri, toma café a solas con Hugo Moyano y te de peperina con José Manuel de la Sota y lo tiene sin cuidado el histórico maleficio que le niega a un gobernador bonaerense la posibilidad de ser presidente de la República. En todo caso existen otras puertas legales  para acceder a esa candidatura, por ejemplo, un guiño de la presidenta al movimiento en favor del motonauta , algo complicado de aceptar a esta altura del espectáculo con una derecha endiablada capaz de cualquier cosa con tal de impedir una nueva reelección de Cristina o la victoria de un cristinista puro, cuyo nombre todavía no se conoce. Hasta el gobernador le atribuye a la presidenta el papel de única garante del modelo en marcha, razón por la cual a ningún kirchnerista se le puede ocurrir confrontar con la mandataria. Si lo desea, Scioli puede disputar espacios de poder, incluso armando sus propias listas, pero debe hacerlo por dentro del plato, jamas por fuera , que es la tentación permanente de los encantadores de serpientes  para quienes al gobernador le llegó la  hora de ocupar el podio.
Para ello le prometen el apoyo masivo de los jefes comunales, en especial los que tienen diálogo fluido con el intendente de Tigre, Sergio Massa. Por ahí pasa el nudo ideológico del probable acuerdo electoral de la derecha. En realidad la mayoría de los  jefes comunales  reiteró en  estos días que la presidenta «es la única que está en condiciones de continuar el proyecto iniciado en 2003, más allá de 2015». Eso es lo que indican las encuestas: Cristina tiene el poder con respaldo de las bases y lo ejerce sin titubear  con mas del 5O % de intención de voto.
Una vez más, con el contrapeso de la amenaza inflacionaria, el frente positor esgrime los vaticinios  acerca de la economía  en bancarrota. Por eso creemos oportuno reproducir lo que escribió  el politólogo Hernán Brienza  acerca de ese fantasma: «Usted es un argentino medio, de buena leche, digamos. Un laburante, se manda alguna pillería tributaria, nada más. Pero no es un hombre de derecha ni mucho menos. Prefiere que las cosas anden bien y todos seamos felices. Por eso le gusta leer todas las campanas. Llega a su casa y prende la computadora un rato y entra a Tiempo Argentino, a Página 12 ¿Por qué no? Y lee a Mariano Berenstein o a Néstor Restivo, por ejemplo. Y le dicen que, en realidad, el gobierno está preocupado por el tema, pero que no está dispuesto a frenar la economía, porque hacerlo sería perjudicar a los sectores asalariados. Porque frenar la economía y el consumo significa quitarle dinero del bolsillo a los trabajadores o dejar sin trabajo a miles y miles de personas. «Ahh, como en los 90, piensa usted». Y si, como en los 90, digo yo. Y entonces empieza a sospechar que el gobierno nacional no es el creador del alza de los precios sino su víctima.

El Libertador en Línea

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