EL DRAMA DE LAS HERMANAS JARA: PRESAS POR DEFENDERSE DE UN VIOLADOR


Por María Belén Croce/

La historia de las hermanas Jara tiene todos los condimentos que representan en carne la ausencia de derechos humanos: pobreza, vulneración, abuso institucional, violencia de género, hostigamiento, acoso, intento de violación, prisión para ambas por defenderse del atacante y una etiqueta judicial que las presenta: “Homicidio en grado de tentativa”. El juicio será el 18 y 19 de marzo.Las hermanas Jara

Antes de ser detenidas, Ailén y Marina vivían junto a su mama Elena y sus dos hermanos mellizos en una casa sin rejas del barrio Sanguinetti, en Moreno. Ese fue el lugar al que corrieron para refugiarse la mañana del 19 de febrero de 2011 de Juan Antonio Leguizamón Ávalos, un hombre que según versiones del vecindario vende droga y está amparado por la policía. Leguizamón perseguía a Ailén desde hacía dos años, cuando ella tenía 16 y el 30, para que tuvieran una historia sentimental. Ella siempre dijo que no, pero en el último año los acosos físicos y psicológicos se habían acrecentado, y esta vez no era igual a las otras.

Esa mañana cuando volvían de bailar Leguizamón amenazo a Ailén con un arma para violarla. En la calle y a plena luz del día un disparo al aire cortó el silencio de la calle. Esto era más que palabras y amenazas como en las otras oportunidades. Leguizamón intento gatillar de nuevo, pero la bala no salió. Ante la situación de extremo peligro que corría su hermana, Marina se abalanzó y lo hirió por la espalda con un cuchillo. Era la oportunidad de escapar. Ambas corrieron desesperadas hacia su casa. Cuando la policía llegó a la vivienda, las hermanas sabían que se habían defendido de una situación que desconocían cómo terminaría. Fue así que entregaron el cuchillo (redondo y sin filo, con la punta un poco rota) y sin oponer resistencia, partieron con la policía hacia la comisaria para realizar la denuncia. Cuando llegaron al lugar, fueron detenidas.

¿Como sigue la historia? Por su parte, Leguizamón paso dos días internado por una herida superficial de arma blanca en el tórax sin compromiso de ningún órgano y una contusión en la cabeza (según las hermanas producto del forcejeo con el arma) que para el equipo médico no revestía gravedad, por lo que fue dado de alta. Nunca estuvo detenido ni acusado de ningún delito contra las Jara, pudo volver al barrio, a caminar por las calles, aunque según los vecinos va y viene de viaje todo el tiempo, y desde el 2012 que no se lo ve por Sanguinetti. La misma suerte no corrió para Ailén y Marina. Desde que fueron a hacer la denuncia se transformaron en las atacantes. Ellas quedaron adentro con prisión preventiva y su causa fue caratulada como “Homicidio en grado de tentativa”.



“Meteles homicidio en grado de tentativa y que se caguen esas pendejas”

La frase que llegó a los oídos de Elena Salinas salía de la boca de “un policía con rangos en la chaqueta”, según ella lo describió http://tiempo.infonews.com/2012/12/16/policiales-92908-el-drama-de-dos-hermanas-presas-tras-defenderse-de-un-acosador.php,  que le respondía a otro que preguntaba si ponían “lesiones graves” al acta que estaba labrando. Ellos no sabían que ella era la mamá, ni siquiera la vieron. Elena se enteró por teléfono que sus hijas estaban en la comisaría 5ª de Paso del Rey, donde pasaron más de un mes detenidas  en convivencia con hombres. Después pasaron a la comisaria 7ma de La Reja y de ahí sin escalas a la Unidad 51 de Magdalena, una cárcel de máxima seguridad donde estuvieron ocho meses pidiendo el traslado por amenazas, intentos de violación y una sanción que las dejó con una calificación de cero en comportamiento. La insistencia de las hermanas y su mamá con un hábeas corpus por su seguridad física les permitió finalmente el pase a Los Hornos, en La Plata.

Después del episodio del 19 de febrero, la investigación se cerró a los 20 días con la misma carátula que dijo la policía al momento de la detención. El 9 de marzo del 2012 se elevó a juicio y se dictó prisión preventiva para las chicas. En diálogo con COMUNICAR IGUALDAD, Manuel –integrante de la Comisión por la Libertad de Ailén y Marina-  afirmó que la decisión se tomó por “peligro de fuga y la peligrosidad que ellas denotan” a pesar de que ninguna de las dos presenta antecedentes antes de ser detenidas, entregaron el arma con la que se defendieron y no se resistieron el día en que la policía llegó a su casa. Además aseguró que la abogada de oficio nunca creyó en el testimonio de las chicas, no se ocupó de la seguridad de las Jara adentro del penal y tampoco del pedido de una audiencia preliminar para lograr la prisión domiciliaria, por lo que desde el primer momento se las tuvieron que arreglar solas o con ayuda de quienes se solidarizaron con la causa para acceder al acta y prepararse para lo que se venía.

A pesar de estar detenidas hace 23 meses las hermanas Jara continuaron estudiando. Ailén termino el tercer año del secundario donde obtuvo el mejor promedio de su curso y proyecta realizar el cuarto, para poder ingresar en abril a la carrera de sociología. Además participa de la revista Sueños de libertad, producida por mujeres privadas de la libertad en la Unidad Nº 8 de Los Hornos, y realizó un curso de manicuría. Marina terminó el segundo año del secundario e hizo un curso de costura. Como le gusta escribir textos y leer en el tiempo libre, propuso hacer una biblioteca con material actualizado.

Los tiempos de la justicia

La búsqueda de un nuevo abogado defensor estuvo a cargo de la Comisión unos días antes de la audiencia preliminar que se llevó adelante el 26 de diciembre pasado en el Tribunal en lo Criminal N 2 de Mercedes. En la misma se aportaron nuevos elementos al expediente, entre ellas el resultado de laboratorio de la pericia efectuada sobre la ropa de Leguizamón que da cuenta de que las características de la pólvora hallada en su pantalón lo complican frente a la figura de presunta víctima. También se entregaron 3.000 firmas de adhesión, que no tienen valor jurídico pero representan el apoyo a las hermanas Jara por parte de particulares y organizaciones sociales que se solidarizaron con su situación.

Asimismo se presentó la problemática de la salud de las hermanas. Ailén tiene problemas ginecológicos que, según el Informe Socio Ambiental presentado por la Comisión se originaron cuando dio a luz a un hijo que nació con parálisis cerebral producto de una mala praxis en el Hospital Zonal Mariano y Luciano de la Vega, en Moreno. El bebe falleció poco antes de cumplir un año y tres meses. Al momento de la audiencia se entregó la historia clínica de Ailén quien justo en esos días estaba internada en el Hospital San Martín de La Plata por la presencia de un quiste en el ovario que le causó infecciones múltiples, fiebre durante semanas, tratamiento con antibióticos y una posible operación. En tanto Marina sufre un bajón anímico y una grave depresión, habiendo amenazado reiteradamente con quitarse la vida. Entre las actuaciones en la audiencia preliminar, una curiosidad que remarcaron desde la Comisión es que el fiscal del juicio, Guillermo Altube, cuando daba alegato oponiéndose al levantamiento de la prisión preventiva, llamó en tres oportunidades a las acusadas como “las víctimas” y a Leguizamón como “imputado”.

Las hermanas Jara todavía esperan el cese de la prisión preventiva y la prisión domiciliaria antes del juicio que se llevará a cabo el 18 y 19 de marzo. Desde la comisión afirman que es una necesidad y nunca hubo un obstáculo por parte de las chicas que impidiera que la causa siga adelante. Por eso aseguran que no hay razón para negarles el volver a su casa hasta esa fecha. Además, la única “prueba” que sostiene el “homicidio en grado de tentativa” es la declaración de Leguizamón. Y destacan que la paliza que una personal del servicio penitenciario de la Unidad N5 de Mercedes le dio a Ailén, mientras la insultaba y le decía “Vos te merecés estar acá, perra” agravan la situación de una decisión que debe terminar urgente.

En tanto que la feria judicial, las firmas y el papeleo atrasan la libertad de las Jara antes del juicio, la semana pasada la legisladora porteña María Elena Naddeo las visitó en la Unidad Penal 8 de Los Hornos, en La Plata, y solicitó a la Justicia que les otorgue la prisión domiciliaria. Por su parte Marina escribió dos cartas desde la prisión que fueron publicadas por la Comisión el año pasado, con agradecimientos hacia quienes las apoyaron y un deseo firme que grita y expresa “¡Que se abran o que se rompan estas rejas!”.

Comunicar Igualdad

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