por Carlos Alberto Roble
Nuestra comunidad tenderá a ser de hombres y no de bestias. Nuestra disciplina tiende a ser conocimiento, busca ser cultura. Nuestra libertad, coexistencia de las libertades que procede de una ética para la que el bien general se halla siempre vivo, presente, indeclinable.
El progreso social no debe mendigar ni asesinar sino realizarse por la conciencia plena de su inexorabilidad. (…)”. Juan Domingo Perón. La Comunidad Organizada. 1949.
Estos lineamientos junto a la conferencia magistral “Modelo argentino para el proyecto nacional” dada por Perón al asumir la tercera presidencia constituyen el fundamento conceptual y doctrinario en que se asienta el Movimiento Nacional Justicialista.
Es lo que ha venido a impregnar a la Argentina con el justicialismo de la mano de Néstor Kirchner desde aquel 25 de Mayo de 2003. El extinto presidente legó al país el retorno de la discusión política para que esta sea el eje para la transformación. Y cuando la política subordina a los poderes sectoriales, como la de grupos económicos concentrados, la toma desde de decisiones está direccionada siempre e invariablemente al bien común.
Esto que venimos señalando desde estas notas de un tiempo a esta parte porque entendemos y comprendemos que ya se instauró en el país mal que le pese a sectores minúsculos pero económicamente poderosos, un rumbo, un horizonte, un modelo de patria donde todos puedan ser protagonistas y donde todos tengamos iguales condiciones vivamos donde vivamos.
No hay como volver atrás no hay como no seguir en este proceso, somos caminantes del amor, con la palabra libertad grabada en nuestros corazones.
Pero ojo hay que advertir también que hay en este tiempo aquellos a los que Perón llamó “idiotas útiles” que proviniendo del campo nacional y popular mimetizaban sus reclamos a los intereses de la más rancia oligarquía.
La continuidad y profundización de esta acción política con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner es una continua afrenta para aquellos que ven cómo avanzan los derechos de la sociedad y decaen sus privilegios.
Pero como lo advirtió el gobernador formoseño Gildo Insfrán estos sectores todavía tienen “poder de fuego” y van a “calentar la calle”. Esto se patentizó claramente cuando grupos coordinados intentaron recrear las imágenes de desintegración social de 2001.
Mal que les pese la acción “foquista” no prendió porque el escenario social en 2012 no es el de tierra arrasada que dejaron los radicales con sus socios en la Alianza. Igual a lo que hizo Gabriel Hernández en la Municipalidad de la ciudad de Formosa.
Y son los mismos “idiotas útiles” que hoy salen por los barrios y las distintas localidades tratando de sembrar el descontento.
Pero la sociedad no se deja influenciar por estos personajes y lo ha demostrado en cada elección, donde esta oposición pierde cada vez más espacio. Cabe recordar a Arturo Jauretche quien sostenía: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos.Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
La tarea de reconstruir el país en apenas 11 años de aquella nefasta gestión que nos dejó al borde de la desintegración nacional está a la vista de todos.
Y mal que les pese a los que pronostican calamidades para 2013, el trabajo continua y se hace palpable cuando en Formosa se anuncian obras a iniciarse el primer mes del año que ya arranca y que dará empleo directo e indirecto a más de 10 mil personas.
Esta tarea de mantener la economía dinamizada y en forma federal es una palpable muestra que el ideario justicialista mantiene su esencia.Porque si fuese demagogia se concentrarían obras para el conurbano bonaerense, donde hay más votos que en Formosa.
Tanto la Presidenta como el gobernador Insfrán saben de las necesidades sociales y son fieles en cumplirlas pero en el tiempo adecuado “a su medida y armoniosamente. Ni retardatarios ni apresuradamente”.
Todo esto se lleva adelante cuando los países del “Primer Mundo” millones quedan sin trabajo y vivienda por el “ajuste fiscal”.
Es lo mismo que hoy está pidiendo la oposición: que el gobierno nacional disminuya “el gasto”. ¿Cómo considerar gasto a obras necesarias para el desarrollo integral de las personas? ¿Cómo considerar gasto a la asignación universal por hijo, a las jubilaciones o a los programas sociales? Aquellos que reclaman por el impuesto a las ganancias deberían repasar si pensaban en eso apenas 11 años atrás.
El trabajo por la justicia social es a diario. No se toma vacaciones. La gestión es acción política en el día a día para ir resolviendo las variadas problemáticas sociales. Por eso comenzamos esta nota recordando conceptos de Juan Domingo Perón. Quienes lo conocen por provenir el campo nacional y popular deberían recordarlo, no porque el justicialismo sea la síntesis, sino recordar el famoso abrazo de Perón y Balbín por la unidad nacional. Y también recordar que Yrigoyen sostuvo: “en el gobierno o fuera de él, he de contribuir para que bajo la bóveda de nuestro cielo no haya un solo desamparado”.
En un año que será eminentemente electoral los gobiernos nacional y provincial pueden exhibir los frutos de la gestión. Del otro lado solamente están los mediáticos agitando los fantasmas de siempre. Pero aunque sus relatos estén amplificados por los multimedios que se resisten a cumplir una ley de la Nación, no sumarán voluntades. Por ello promueven acciones como las vistas días atrás, donde grupos aislados saquearon negocios en busca de costosos electrodomésticos, no por alimentos, como en 2001. Pero es sabido que los que siembran vientos cosechan tempestades.
