El año próximo deja de ejercer el ministerio, cumple 40 años como pastor de la Iglesia Episcopal de Cuba en este territorio. Juan Antonio González Rodríguez, accedió a compartir unos minutos de su tiempo con Adelante.
por Carmen Luisa Hernández Loredo
— ¿Cómo valora la relación del Estado con la iglesia cubana?
— Estamos en un muy buen momento. Desde hace unos años se ha visto que las iglesias tienen más espacio, tenemos mayor facilidades para ejercer nuestro trabajo que es la misión de compartir el evangelio, cómo, pues con nuevos lugares, más actividades públicas, un excelente diálogo con las autoridades; además los pastores que ejercemos el ministerio tenemos total libertad de enseñar la fe y de llegar a todos los que se acercan, por no hablar del derecho a la educación, al trabajo, entre otros, que tenemos todos los creyentes al igual que todo el pueblo.
En cuanto a las relaciones con cristianos de otros países no tenemos ninguna dificultad, lo hacemos cotidianamente vía correo electrónico. El problema es cuando nos invitan a una actividad ya sea formativa o de compartir experiencias, y las limitantes son por los gobiernos extranjeros, cuando saben que somos cubanos el tratamiento es diferente, nos ponemos más requisitos que a los demás, y todo por el desconocimiento sobre nuestro país y toda las campañas donde tergiversan nuestra realidad.
“A veces no vemos la verdadera dimensión del hecho de que tenemos la libertad de creer en la fe que queramos, practicarla y difundirla, no nos damos cuenta de la tremenda libertad que tenemos de que cualquiera puede llegar a la iglesia”.
— Cual es su opinión respecto a la familia y el derecho a la vida, no solo como pastor sino como cubano, y su significación en Cuba.
— La familia es para la iglesia el centro, la célula fundamental, igual para Cuba. Es más, los principios éticos del cristianismo para nada se reñir con los principios éticos de la Revolución. Qué quiere la iglesia. Que las personas sean honestas, que vivan de su trabajo y eso es lo mismo que quiere la Revolución, tenemos indiscutiblemente una unidad de acción.
“Un país puede tener una gran libertad religiosa pero si no se respeta la vida hay una contradicción fundamental. Donde se viva en constante peligro por la violencia, la guerra, se limita la religión, porque las personas viven aterrorizadas; esto en Cuba no pasa”.
— Dentro del funcionamiento de la Iglesia Episcopal cómo es su relación con el barrio, con el lugar donde están enclavados los templos.
— Tenemos como principios la defensa de cualquier causa social que sea justa, la defensa del vida humana. Por eso he participado en todas las actividades a las que me invitan por los Cinco Héroes, y siempre oramos por ellos y a todos nuestros amigos les decimos la verdad sobre su caso.
“Nos mueve también el cuidado del medio ambiente, partimos del principio cristiano del cuidado de la creación, particularmente coordino el programa para la vida del Consejo de Iglesias de Cuba, y nos dedicamos a difundir los cuidados al medio ambiente, ya sí poner nuestro granito de arena. Es bueno ver en la comunidad donde está la iglesia como cambia el entorno”.
— En el orden de las transformaciones que vive la Cuba de hoy, cuál es el papel de la iglesia Episcopal cubana.
— Ahora mismo con todas las transformaciones que se están dando en los diferentes sectores de la sociedad a la iglesia, no solo la episcopal, a todas, nos toca involucrarnos en los cambios positivos que se están viviendo. Hay que ser hacedor de la palabra no oidores, como dice la biblia, no podemos sentarnos a ver las cosas desde el balcón, hay que participar”.
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