«La comunidad tiene que saber que el surubí está en un problema de conservación y que tiene que tomarse conciencia para poder revertir la situación. Hay varios problemas sobre el surubí pero, fundamentalmente, el problema de conservación es que nos estamos quedando sin reproductores. Esto es una cosa que ya pasó en el río Paraná con otras especies como el manguruyú, el pacú o el salmón de río. Pero eso pasó inadvertido, y ahora lo estamos diciendo con tiempo para que haya una respuesta adecuada. Hay que parar la mano”, explicó el biólogo.
La realidad, lejos del ideal
“Hemos construido un modelo de cómo sería la población en estado natural y cómo es la población en el estado actual. Las diferencias son enormes y sin necesidad porque para que el sistema funcione y todos puedan disfrutar de los peces tenemos que tener un río con peces”, dijo.
“Tener un río sin peces deja abierta la posibilidad para otra gente con otros intereses como las represas y cuando hablamos de conservación estamos hablando de que haya más peces para que todos los utilicen, y no conservar y no tocar”, aclaró el especialista.
Luego insistió: “Ahora, detectamos que hay una severa falta de reproductores y esto no es una situación que se va a revertir en cinco minutos y sólo con buena voluntad. Hay que tener buena voluntad y poner esfuerzo. Hay que trabajar porque todavía tenemos la suerte de tener unos surubíes importantes. Pero hay que presionar al Gobierno para que tome medidas de conservación adecuadas. No alcanza con declarar lo que se va a hacer o lo que ya se hizo”.
Al ser consultado sobre el acompañamiento de las provincias a la Nación para revertir la presión de extracción a la que se encuentra sometida el surubí, el investigador dijo que quien tiene que ocuparse del tema “es la sociedad”.
“No se va a resolver el problema –continuó– si la sociedad no toma participación activa, si no se ocupa del tema. Toda la información que sacamos para construir este modelo se hizo con la pesca deportiva, prácticamente, sin recursos y se pudo avanzar mucho más que en el Proyecto Sábalo, donde la Nación gastó medio millón de dólares y no publicaron ni una coma, y cada vez estamos peor. Entonces, no es con plata sino con voluntad como se cambian las cosas.
“El estado actual es calamitoso. En condiciones normales una población de surubíes tiene un 80 por ciento de reproductores, actualmente es del 8 por ciento, 10 veces menos, lo cual es trágico. Si el surubí tiene el 80 por ciento de reproductores es porque necesita una gran cantidad de reproductores para dejar descendientes. No está en peligro de extinción, pero sí es una pérdida enorme para toda la gente que se beneficia con el recurso”, denunció Oldani.
El investigador ve en diversos factores los responsables del descenso de la cantidad de reproductores: “Si uno vive en Ituzaingó (Corrientes) diremos que la represa (de Yacyretá) los afectó mucho. Si viviéramos en Buenos Aires diríamos que es la contaminación. Mientras que en Reconquista, es la pesca. El surubí se termina porque lo pescan en exceso”, concluyó.
