Desde el fin de la dictadura a esta parte la sociedad argentina ha logrado mantener su sistema de vida democrático, incompleto por cierto, con marchas y contramarchas. En forma especial con el ciclo político abierto en 2003, la construcción de la república tuvo saltos cualitativos.
En el acto de apertura de la jornada del pasado 24, en las instalaciones de lo que fuera un siniestro campo de detención, tortura y muerte (la ESMA), convertido en centro cultural para la memoria, la presidenta Cristina Fernández formuló en un enunciado de magnitud democrática sin precedentes en más de medio siglo de historia argentina: se comprometió públicamente a llevar ante tribunales internacionales los delitos de lesa humanidad que la Justicia local demore con “enjuiciamientos” cómplices del terrorismo de Estado.
A partir de la presidencia de Néstor Kirchner y de la actual, encabezada por Fernández, se profundizó el procesamiento penal a los responsables de las prácticas terroristas de Estado y se hicieron esfuerzos por revertir el desolador panorama socio económico heredado tras años de neoliberalismo a ultranza.
Tratamos desde APM de volcar algunos tópicos que hacen al avance democrático – nueva Ley de Medios Audiovisuales y Asignación Universal por Hijos, por ejemplo – pero también intentamos alertar sobre los peligros que acechan, como estrategias neogolpistas, proyectos restauradores y derechistas, conspiraciones mediáticas que silencian el carácter delictivo de lesa humanidad de la principal accionista del Grupo Clarín, y enquistes reaccionarios en el Poder Judicial. Los invitamos a leernos.
Agencia Periodística del MERCOSUR
