El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, nos lleva al recuerdo de todas aquéllas que hicieron de su vida lucha.
Las rebeldes, las que subvirtieron las reglas preestablecidas y se sacudieron los moños rosas de sus cabezas.
Todas en su condición de desafiantes a los mandatos, prejuicios, violencia e iniquidad.
Las que pelearon en el monte, en la sierra, en la ciudad, con fusiles, con escritos, con palabras.
Las que no están ya físicamente y han sembrado el camino.
Las que siembran ahora.
Las que están presas políticas en las cárceles del poder de turno.
Las que tienen sus compañeros presos.
La mujer cubana que da batalla con su valiente y digna lucha cotidiana contra el bloqueo más feroz e implacable que se haya conocido.
Las que hicieron la patria socialista.
Las que con la sangre de sus hijos lograron dar fin al apartheid.
Las que envían a sus hijos a curar los enfermos en el mundo en el “ejército de batas blancas” de Fidel.
Las esposas de dos de los Cinco Héroes de Cuba: Adriana Pérez y Olga Salanueva, que sufren el impedimento del imperio de visitar a Gerardo Hernández y René González desde hace más de 9 y 7 años. (*)
Es Cuba la que está presa en Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, y es Cuba que, como la Argentina es mujer, la que está siendo violada en sus derechos en las personas de Adriana Pérez y Olga Salanueva.
La Comisión Internacional por el Derecho a Visita Familiar está trabajando para lograr las Visas Humanitarias. La integran más de 100 (**) personas destacadas de las artes, las ciencias, los derechos humanos, juristas y religiosos de 27 países.
Ellos han enviado cartas a distintas instancias gubernamentales.
Debemos sumarnos al reclamo porque hoy todas somos Adriana y Olga: En él está la pelea con el monstruo, y podemos librarla.
(*) texto publicado hace dos años. (Hace más de 10 años)
(**) Más de 170.
Marta Speroni
En el Día Internacional de la Mujer
