EL ESPEJO CHILENO

 

Las relaciones de Duhalde con el poder blindado son de vieja data y responden a la liturgia de la política criolla que aconseja—por si las moscas– tener siempre una pata metida en los cuarteles. Se sabe que algunos operadores del duhaldismo buscan afanosamente establecer relaciones activas con oficiales del ejército, pidiendo reserva, claro. Pero algunos de los “convocados” decidieron ser leales a la Constitución y le contaron al gobierno lo que estaba ocurriendo. Duhalde sabe que, alentado por los vientos que vienen de Chile, Francisco De Narváez va a exigir una posición relevante en el PJ, e inclusive la candidatura presidencial en 2011 si es que, como le prometen sus abogados, logra superar las dificultades derivadas de su nacionalidad colombiana. Los íntimos le dicen que reúne todas las condiciones para ocupar el sillón de Rivadavia: es alto, pelirrojo, de ojos claros, multimillonario y de origen exótico, razón por la cual no necesita Padrinos que lo protejan.

Claro que, por ahora, entre ellos se necesitan porque el enemigo principal sigue siendo el kirchnerismo. Y el todos involucra a exponentes del folklórico centroizquierda que por aquello de ser a veces funcional a la derecha, está empeñado en meterle palos en la rueda a la presidenta, al extremo de llevarla a los tribunales. Causa vergüenza ver a la dirigencia de “izquierda” organizando marchas y manifestaciones contra el pago de la deuda externa generosamente promocionadas por el combo mediático. El desempleado crónico Carlos Alderete, presidente de la Comisión Clasista y Combativa (CCC), montó un circo en la plaza de San Justo, en el estratégico partido de La Matanza, (dos millones de habitantes) para reclamarle al gobierno “contratos de trabajo”.

El peronismo reconoce el valor político de La Matanza, un bastión obrero y popular donde el movimiento juega un papel clave a la hora de sumar votos, o de movilizar multitudes en defensa del modelo que pilotea Cristina. Se trata de un territorio de pura cepa peronista, que desde hace muchos años responde a la conducción de Alberto Balestrini (fue un par de veces intendente del partido), actual vicegobernador y titular del peronismo bonaerense. Con dinero, intrigas y promesas de otorgar cuotas de poder “una vez que derrotemos al kirchnerismo”, cierta dirigencia del peronismo disidente busca—sin éxito– consolidarse en La Matanza. Por ahora la confrontación no va más allá de pintadas en las paredes, pegatinas de afiches y actos callejeros. En las últimas 24 horas militantes peronistas “volantearon” el centro de La Matanza convocando para comienzo de febrero a un acto unitario de alrededor de 30 organizaciones, entre ellas la CTA, Federación de Tierra y Vivienda, SUTEBA, el Partido Comunista, Bases Nacionales peronistas, Agrupación Envar El Kadre, varias cooperativas de trabajo, agrupaciones de la universidad de La Matanza, Frente Transversal, etc. El volante llama “a defender las políticas de inclusión social del 2003 a la fecha, impulsadas por los compañeros Néstor Kirchner y Cristina Fernández, para que la derecha de los Duhalde, los Cobos, los Macri, los De Narváez y la Carrió no logren su cometido destituyente, que pretende restaurar las políticas de ajuste del neoliberalismo”.

La movilización popular es una pieza clave cuando se trata de enfrentar a la derecha. El error podría consistir en convertirla en una respuesta tardía, cuando ya se le dejó el campo orégano a quienes pretenden restaurar el modelo conservador. El presidente brasileño Lula da Silva acaba de advertir que la victoria de la derecha en Chile es consecuencia de las diferencias que dividen al frente progresista. Lula aconseja a los movimientos populares del continente a tener presente la lección chilena, algo que a la luz de lo que se está gestando en la argentina es una sugerencia a tener muy en cuenta.

El martes comenzará a funcionar la Comisión Bicameral que aconsejará a la presidenta sobre el alejamiento de Martín Redrado de la presidencia del Banco Nación. Se trata de un sainete con final cantado. El otro indeseable que se reste en largar la manija es el vicepresidente Cobos. Algunos de los caraduras que lo defienden dicen que se trata de una vergüenza internacional que Cristina haya suspendido su viaje a China por desconfiar del hombre que se pasó de bando en mitad del río.

El papelón lo protagoniza Cobos, que desde la vicepresidencia de la República encabeza el la oposición al gobierno nacional. Cuando le preguntaron al diputado nacional por el Frente Para la Victoria Carlos kunkel, sobre si Cobos era digno de confianza, respondió: “Me llegó un rumor de fuentes radicales no conspirativas de que Cobos estaba esperando asumir para empezar a tomar medidas en el ejercicio de la presidencia. No se si será cierto pero está dentro de la lógica con la que se estuvo manejando durante todo este tiempo, obstruyendo las medidas del gobierno y armando obstáculos a la gestión sin proponer alternativas (,,,) Cobos cambió, pretendiendo ser jefe de la oposición”. Lo cierto es que cada día que pasa crece la resistencia al papel de Cobos de su propia tropa. Desde el radicalismo, la Carrió y varios peronistas disidentes consideran que tiene que definir su posición., Chicha o limonada. Es vice con todas las letras o es un travesti amargado que se niega a asumir su verdadera personalidad.

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2010/01/25/el-espejo-chileno/