EL HOMBRE, LOS ANIMALES Y LOS CÍNICOS

Se dio con los primeros hermanos cuando en la inmensa soledad terrestre Caín mató a Abel por culpa nuevamente de un animal. Esta vez una oveja robusta dada en ofrenda a Yavhé, que fuera recibido con más agrado que los productos agrícolas ofrecidos por el otro. Fue el principio de los celos, la envidia y el crimen. También este manso animal tendría un significado especial para los cristianos. Cristo se llamó así mismo pastor de ovejas del rebaño de los que creyeran en Él. Y el icono del Cristianismo: el Espíritu Santo, está representado por otro animal: la paloma. Ave que al formar pareja no se separa jamás. Precisamente palomas mandó Noé para que observaran  si las aguas bajaron y se había formado tierra firme después del gran diluvio mandados por Dios para destruir a los pecadores, salvando solo a Noé y a su familia para dar inicio a una nueva estirpe menos malvada. Y le indicó que salvara a todos los animales de la tierra, incluido al escorpión que siempre pica por instinto, metiéndolos a cada especie por parejitas en el arca que construyera. De esa manera los animales siendo inocentes fueron arrancados de su cómodo hábitat natural y encerrados en el enorme cajón flotante. No obstante la promiscuidad, el arca se convertiría en el símbolo de la convivencia universal y Noé en el primer filántropo protector de animales. Después, con el devenir del tiempo, algunos irracionales fueron objeto de adoración como el buey Apis, chivos en las hogueras para expiar pecados del hombre, caballos usados en guerras y otros feroces para diversiones cruentas en los circos romanos. Moisés fue el primero en tratar de clasificarlos y en una de sus divisiones expresó que “podían comerse todos los animales de pie partido menos el cerdo”. Claro, la carne consumida del porcino con la terrible Triquina spiralis diezmaba al pueblo Hebreo en su huída del yugo egipcio por el desierto. En realidad, el primer estudio taxonómico en serio fue de Aristóteles cuando definió que seres son animales, cuales vegetales y los diferenció de los minerales. Por ese entonces, indiferente a las cuestiones de quienes somos y a dónde vamos deambulaban en Atenas los cínicos. Llamados así porque tenían su antro de reunión al lado de un sepulcro de canes, kino en griego. Decían filosóficos que el hombre para reencontrarse consigo mismo debía renunciar a boatos y riquezas y vivir en consonancia con la naturaleza en búsqueda de la tranquilidad espiritual –ataraxia- que lo alejaría de toda tentación, envidias y deseos banales. Lamentablemente tenían costumbres extremistas. Andaban por las calles semidesnudos, comían con la mano, defecaban y dormían en cualquier lugar a la vista de todos. Por ser vecinos del criadero y porque vivían como perros lo llamaron cínicos. Aún así fueron respetados por la estoicidad en cumplir con sus preceptos. Nada más que con el tiempo se bastardeó su filosofía y hoy por cínicos se reconocen a los que emplean el doble discurso práctico del “has lo que yo digo pero no lo que hago” o el emocional: “corazón que no ve, corazón que no siente”.

Por el sufrimiento inútil que el hombre ocasiona al animal salieron en su defensa las sociedades protectoras, émulas de Noé. Los primeros protegidos fueron los burros, asnos y caballos martirizados cruelmente como burros de carga en la revolución industrial. Solamente que algunas de estas sociedades callaron porque de lo contrario perderían el subsidio recibido de quienes precisamente combatían, y las sagradas tertulias filantrópicas a la hora del té. Otras en cambio siguieron firmes en su cometido protector. Esta acción, merecedora de reconocimiento, llegó hasta los estrados de la Organización Mundial de la Salud, Organismo que dictó leyes racionales de protección y bienestar animal. La Argentina a través del SENASA empezó una adhesión tímida por el 92 y hoy tiene un Departamento que dicta cátedra en la materia.

En virtud de ello, nuestro país hizo suya la declaración de la OMS  de exigir  la protección animal en el transporte aéreo, terrestre, marítimo y en el sacrificio humanitario para el consumo humano (Las vacas en el frigorífico) y la matanza de animales con fines  profilácticos. (Perros enfermos con Leishmaniasis).

El problema de algunas sociedades protectoras radica que no saben que hacer cuando saben que miles de animales se utilizan en experimentaciones: Como los conejos vueltos ciegos por las pruebas de rimel en sus ojos o bocas cancerosas por el lápiz labial. Amén de otros padeceres por causa de las cremas de bellezas. Cientos de perros y gatos confinados con destino a pruebas de obesidad, enflaquecimientos extremos, despanzurrados, alimentados con sondas contra natura o directamente al intestino con el fin de testear alimentos balanceados que después se venderán  a las mascotas de las clases pudientes en situación de adquirirlas, porque los perros de Villa Tachito comerán las sobras de la comida del mediodía, si es que sobra. De lo contrario deberán rebuscarse en los tachos de basuras mientras, cínicos, miramos para otro lado.

En Posadas, por la decisión de sacrificar perros enfermos con Leishmaniasis como determinan normas nacionales y la OMS salen quienes están en contra. Deberán respetarse sus voces de protestas, pero no si indican normas contrarias o falsas, o con acciones de hecho que entorpecen la labor de los sanitaristas que actúan para proteger la salud pública. Esta acción está penada por la ley y cualquiera que la trasgreda deberá responder por ella, tal como sucediera en la campaña contra la aftosa en los años noventa.

El accionar de los grupos protectores debe aclararse: Hay sociedades protectoras de animales que sustentan el Bienestar Animal según los principios de la Organización Mundial de la Salud, organismo supranacional que determina, entre muchas otras recomendaciones, el buen trato físico y psicológico de las mascotas de las distintas especies, incluyendo animales utilizadas con fines comerciales y en la alimentación del ser humano. Otras sociedades protectoras están a favor del BA, pero en contra del sacrificio. Se agrupan en organizaciones no eutanásicas. Entre estas están las que aceptan el sacrificio asistido de animales enfermos incurables y quienes se oponen a ello. En este último caso, tal extremismo debería extenderse para evitar el sacrificio de todos los animales del planeta. Si así fuera, también su deber es conservar un régimen vegetariano estricto y no usar ninguna indumentaria que utilicen para su confección fibras, cueros y anexos de la piel del animal. ¿Por qué ésta disquisición? Porque ante el sacrificio de animales destinado a la alimentación humana o la eutanasia asistida por necesidades sanitarias, no existe el doble discurso ni la discriminación de especie a ser protegida, y más ante la presencia de zoonosis que pone en riesgo la salud de la población humana. Pregunta: ¿La  sociedad  protectora de animales de Posadas, los integrantes que vinieron de otros puntos del país y los profesionales contrarios al sacrificio asistido de animales enfermos incurables observan esa posición? Porque no es ético salir a protestar a favor de la vida animal, después de comer un buen bistec, usando zapatos de cuero y rimel en los ojos.

Dr. Rubén Emilio García *
El Libertador en Línea

* Médico Veterinario

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