LA SUSTITUCIÓN DE COMBUSTIBLES FÓSILES DEBE SER POLÍTICA DE ESTADO (Primera parte)

 

Esa falta de objetivos que conduzcan a la Grandeza Nacional, es una de las peores herencias del modelo socio económico neoliberal, que tantos daños nos produjo en un cuarto de siglo, transformándonos de una Argentina pujante –no libre de contradicciones por cierto- en la primera mitad de los ’70 hasta 1976; a la antesala de la disolución política, del caos total, de la anarquía más abyecta, y de la fragmentación en media docena de republiquetas, terrible cuadro en el que por muy poco caímos en 2001.

Es necesario tener y ejercer la Memoria Histórica, no solo para comprender el sendero que transitamos hasta la realidad actual, sino también para evitar cometer los mismos errores; que muchas veces son inducidos por determinados factores de poder que apuestan a nuestra disolución nacional, y que suelen repetirse con ligeros cambios de nombres o de circunstancias, sin alterar su esencia…pero que muchas veces se oculta al común de la gente bajo aluviones de palabrerías de diversos medios de comunicación, así como de “comentaristas exitosos” (léase complacientes o directamente al servicio de grupos de poder de clara concepción antinacional).

Lo concerniente al petróleo, siempre constituyó un tema de alta prioridad estratégica, y por regla general fue una limitante seria del desarrollo socio económico, tanto por pasar a ser dificultoso alcanzar el autoabastecimiento, como por la elevada cuantía de las divisas que era necesario erogar para las importaciones. Tanto fue así que las importaciones de petróleo en muchos años fueron las causantes directas del déficit de la Balanza de Pagos.

Claro está que las presiones externas, sumadas al “accionar de zapa” (maledicencia, difusión de falsedades o distorsiones, etc.) de los agentes vernáculos de esos mismos intereses antinacionales, en forma constante limitaron el desarrollo hidrocarburífero argentino, acomodando los discursos a las épocas –siempre transformados en dogmas supuestamente infalibles, bendecidos por ciertas minorías “bienpensantes” con la “guía infalible” de determinados grandes medios periodísticos portuarios-, constantemente frenando y minimizando nuestras reales potencialidades.

Primero afirmando –hasta 1907- que “en Argentina no hay petróleo”; después afirmando la supuesta “inferioridad genética” de los ingenieros argentinos respecto a los anglosajones; luego demonizando acerca de la supuesta “ineficiencia crónica de las Empresas del Estado” (en este caso para desacreditar el excelente trabajo desarrollado por YPF conducida por los Generales Ingenieros Mosconi y Baldrich); o pretextando la escasez de capitales nacionales para ampliar las inversiones (mientras se ocultaba el desabastecimiento de maquinaria especializada al que nos sometieron las potencias anglosajonas al fin de la 2º Guerra Mundial); o volviendo a despotricar contra la “ineficiencia estatal” que mañosa y vilmente fue gestada desde el propio Gobierno Nacional, cuando fue –literalmente- tomado por asalto en 1976, para imponernos el modelo neoliberal que tanto nos dañó. Ineficiencia prohijada y profundizada luego por los gobiernos formalmente democráticos, transformados visiblemente en partidocráticos cleptocráticos desde el “pacto de Olivos”.

A más de 15 años de la vergonzosa extranjerización –en condiciones ruinosas para el patrimonio nacional y desastrosas desde el punto de vista estratégico- de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas Del Estado, posiblemente muchos compatriotas lo hayan olvidado o minimizado, ante el alud interminable de noticias – basuras con las que nos saturan los medios, principalmente los televisivos.

Lo notable del caso es que muchos “especialistas energéticos” que fueron artífices –por acción y/o acción- de la más negativa decisión estratégica consumada en el área energética argentina –la extranjerización lisa y llana, disfrazada de “privatización”, eufemismo a su vez trastocado en “desregulación-, esos mismos “especialistas” alzan ahora sus voces doctorales pretendiendo “escandalizarse” ante el cuadro de severísima crisis energética que ellos mismos forjaron, con sus apoyos irrestrictos al modelo ultra privatista, neoliberal y extranjerizante. Entre ellos cabría citar, pues son los más “requeridos” por el aparataje mediático al servicio del establishment neoliberal, a Daniel Montamat, a Jorge Lapeña, a Allieto Guadagni y otros. ¡Menos mal que al menos lo más crudamente antinacional, el período del “cavallismo” está tan desacreditado, que sus “especialistas energéticos”, como el Ing. Carlos Bastos, no son requeridos por esos mismos medios “deformadores de opinión”!

El caso es que el neoliberalismo, además de enajenar el patrimonio hidrocarburífero que costó décadas formar, instauró una especie de “vale todo” sin ningún control efectivo, con lo cual las empresas extranjeras y en particular la por entonces estatal española Repsol, se dedicaron a “ordeñar” a toda prisa nuestras importantes reservas de petróleo y gas natural, contando para ello no solo con la complacencia de las descerebradas y enanizadas instituciones estatales –las pocas que sobrevivieron al “achique” forzoso e impiadoso-, sino también con la anuencia explícita de los grandes medios de difusión “nacionales” (léase portuarios con difusión nacional), los que acallaron a todas la voces del Pensamiento Nacional (esa es la “libertad de expresión” de los grandes grupos mediáticos “privados”), y con el respaldo de toda la claque de “especialistas” económicos y energéticos al servicio del establishment. Nada nuevo bajo el sol, pues es la misma metodología que desde Caseros (derrocamiento de Juan Manuel de Rosas para imponer el “libre comercio” a la medida de Gran Bretaña), se nos impuso por la fuerza, con breves interregnos proteccionistas y nacionales, en ese largo siglo y medio de dilapidación de posibilidades de ser Una Gran Nación, ofrendado todo ante el altar pagano de los colonizantes dogmas liberales.

Para acentuar el negocio de “riesgo empresario cero” de los curiosos “libreempresistas” de ganancia asegurada por ese Estado manejado por representantes de esos intereses antinacionales; se acentuó irracionalmente el perfil hidrocarburífero de la matriz energética argentina. Dicho en términos corrientes, más del 90 % del consumo energético argentino corresponde a petróleo y gas, lo cual crea una dependencia estratégica muy alta y en extremo preocupante.

Esa negativa realidad la consiguieron los grupos de poder hidrocarburíferos neoliberales frenando totalmente los proyectos de generación hidroeléctrica y nuclear, contando para ello además con el apoyo de los grupos ultraecologistas, claramente orientados desde Gran Bretaña y otras potencias del G 7.

En los últimos años, en particular desde 2006, se revirtió el “parate” impuesto a las grandes obras hidroeléctricas y nucleares, reactivándose importantes proyectos con los que se busca ampliar el parque de generación y diversificar la oferta energética, disminuyéndose la altísima dependencia de los hidrocarburos.

No es nada casual que los mismos fundamentalistas de la ecología, formados por un variopinto conjunto de marxistas desencantados, resentidos sociales varios, buscadores de notoriedad pública, y también buena gente carente de la necesaria formación técnica; pero todo orientado tras bambalinas por las grandes transnacionales de la ecolatría, creadas y/o fomentadas por Gran Bretaña como agentes de sus intereses estratégicos; unan sus filas para oponerse a Atucha II y II, al Proyecto CAREM, a Garabí, a Corpus Christi, al Paraná Medio, e incluso a las obras hidroeléctricas de mediana potencia en ríos interiores de Misiones con proyectos terminados (y curiosamente “extraviados” en los últimos años, tal vez desde los ‘90).

La carencia de Políticas de Estado que determinen con meridiana claridad la impostergable necesidad de concretar en el más breve plazo los grandes proyectos hidroeléctricos y nucleares, definiendo a la vez con precisión técnica las conocidas limitaciones de las “fuentes alternativas de energía”, son las que dejan el campo libre a los fundamentalistas de la ecología, a políticos oportunistas de miopes criterios, y a los sempiternos “funcionarios todo terreno” siempre prestos a “prenderse” a los réditos fáciles del “pensamiento políticamente correcto” que ha sido impuesto por el machacar de los entes transnacionales de la ecolatría, con el respaldo de los “canales culturales de TV” (nada inocentes por supuesto), y por los informes seudo científicos como los del grupo de Al Gore, de la Comisión Mundial de Represas, y otros similares, de muy discutible o nulo rigor científico; pero que cumplen el papel de utilizar el conservacionismo extremo como excusa para instaurar el subdesarrollo crónico.

C.P.N. Carlos Andrés Ortiz
El  Libertador en Línea

Ex Docente – Investigador de la Facultad de Ciencias Económicas (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  = UNLa – CNEA
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM

 

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