No es casualidad que haya sido una mujer, al frente de la Presidencia de la
Nación, la que haya tomado tremenda decisión política. Tampoco es
casualidad que el día elegido para realizar el envío del proyecto al
Congreso de la Nación haya sido un 27 de Agosto. Es la fecha en que se
recuerda la primera transmisión radiofónica. Y se hizo en nuestro país. Nada
es casualidad y todo es causalidad. Hubo que esperar 26 años. En todo este
tiempo se antepusieron otras prioridades y se resguardaron otros intereses,
que no son los intereses del pueblo. Nada es gratuito. Tuvimos que
soportar la mas sangrienta de las dictaduras, la desaparición de miles de
argentinos que soñaban con una patria para todos. La Presidenta destacó que
la decisión de impulsar una nueva ley se hacía «en nombre de los 118
periodistas detenidos desaparecidos durante la dictadura, que con su vida
dieron testimonio de lo que es el verdadero ejercicio de la libertad de
prensa».
No fue en vano esperar cinco años por parte de los que conformaron la
Coalición por una Radiodifusión Democrática. La primera experiencia de
muchos argentinos en la que se pusieron todos de acuerdo para consensuar los
21 puntos básicos, que terminaron siendo el soporte del proyecto de ley.
Allí se juntaron, todos. Universidades, organizaciones no gubernamentales,
radios comunitarias, las dos centrales sindicales: La CGT y la CTA que se
pusieron de acuerdo. Hubo mucho debate y mucho aporte. Después vinieron
los foros de discusión impulsados por el titular del COMFER, Gabriel
Mariotto. No hubo rincón del país donde no se haya discutido la ley. Es
mentira lo que propalan los lenguaraces de turno por las grandes emisoras
radiales. Esta ley fue amasada por el pueblo. Y eso es lo que les molesta
a los grandes empresarios que manejan los monopolios comunicacionales.
La Presidenta de la Nación, amagó con una hipótesis para poder comprender
porque hubo que esperar 26 años: «Porque mientras hablaban de los
superpoderes en realidad había un suprapoder en la República Argentina, un
suprapoder, suprapoderes, lo que significa que por sobre los poderes
instituidos por la Constitución, del Ejecutivo, del Legislativo y del
Judicial, hay otros poderes, sutiles y no tanto, que tienen la suficiente
fuerza para imponer y arrancar decisiones en cualquiera de los tres poderes
a partir de la presión.
Por eso conceptos como libertad de expresión, como libertad de prensa, como
derecho a la información, deben ser concebidos e interpretados en su
correcta dimensión. Porque libertad de expresión no puede convertirse en
libertad de extorsión. Porque libertad de prensa no puede ser confundida con
la libertad de los propietarios de la prensa.
Y porque el derecho a la información significa el derecho a toda la
información, no al ocultamiento de una parte de la información y a la
distorsión y manipulación de la otra parte». Mas clara no pudo ser.
Pero ahora se vienen las maniobras de manipulación de la opinión pública por
parte de los grandes medios. Porque el Estado tendrá sus propios medios. El
sector de las organizaciones sociales también. Y habrá un tercio de las
frecuencias para aquellos que quieran hacer negocios con la comunicación.
Que es un bien de todos. Que es un derecho que nos compete a todos. Los
sectores minoritarios de la oligarquía van a acaparar la pantalla
televisiva, los micrófonos y las portadas de los diarios, con sus mentiras,
para confundir al pueblo. Van a vociferar que se trata de cercenar la
libertad de prensa. Se viene el tiempo de la mentira y la comunidad debe
estar organizada. En cada micrófono del pueblo tiene que sonar las voces
del mismo. Pero ellos están envalentonados y van a querer avanzar. Ahora los
representantes del pueblo tendrán la palabra y les veremos la cara cuando
voten. Algunos estarán con el pueblo y otros en la vereda de siempre.
Respaldando a las oligarquías. La ley impulsa una mayor calidad democrática.
¡Que se haga, entonces!
Julio Moyano
El Libertador en Línea
